“En este período, los cristianos renuevan en todo el mundo su fe en Dios creador y se unen de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de la casa común”
Cuando alguien menciona al Papa Francisco, siento como cuando me cuentan sobre Juan Pablo II, una especie de alegría inmediata, un interés en saber algo más en palabras sencillas, en el lenguaje que usamos a diario y no en esos discursos enredados que a veces, o casi siempre, escuchamos en las iglesias.
“El Papa dirige su mensaje a los cristianos y personas de buena voluntad, en el que reflexiona sobre la necesidad de tomar acciones decisivas para cuidar la tierra y a las personas que la habitan, particularmente los más pobres y vulnerables”
¿Cómo no va a interesarnos el cuidado de nuestro planeta y sobretodo de las personas? El Santo Padre habla con vehemencia de nuestra casa, el lugar donde vivimos; y como en toda casa, tenemos que hacer todo lo que podamos para vivir mejor y no estar angustiados en sobrevivir como sea, aun peleando entre nosotros. Por eso otro punto importante es trabajar para que la pobreza sea una etapa acabada y que la prosperidad y progreso se unan como símbolo del esfuerzo conjunto. ¿Es difícil? Por supuesto, es un reto, un compromiso.
“En la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse.”
Tiempo para recordar
“Debemos recordar constantemente que «todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» insiste Francisco.
Tiempo para regresar
“El Jubileo nos invita a pensar de nuevo en los demás, especialmente en los pobres y en los más vulnerables (…) es un momento para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil”.
Tiempo para descansar
“Se pudo comprobar cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar: el aire se ha vuelto más limpio, las aguas más transparentes, las especies animales han regresado a muchos lugares de donde habían desaparecido. La pandemia nos ha llevado a una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos (…) Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías”.
Tiempo para reparar
“Es el momento de la justicia restaurativa. En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19”.
Tiempo para alegrarse
“Sabemos que el grito de la Tierra y de los pobres se ha vuelto aún más fuerte en los últimos años”. Pero la otra faceta de esta realidad es que somos testigos de niños, jóvenes, hombres y mujeres, comunidades, organizaciones que se están uniendo “para reconstruir nuestra casa común y defender a los más vulnerables”.