Yaundé, Camerún (AICA): Dos sacerdotes y un seminarista Claretianos fueron secuestrados menos de una semana después del asesinato de un misionero keniano también en Camerún.
Después de su muerte, monseñor Andrew Nkea, obispo de Mamfe, acusó a los soldados del gobierno de ser autores de este crimen. Testificó además que fue a la escena de la tragedia al día siguiente y contó veintidós agujeros de bala en los muros de la iglesia, “realizados cuando el sacerdote, el catequista y muchos cristianos organizaban diversas actividades como parte de la misión”, declaró a la prensa. Al mismo tiempo, el obispo anunció el cierre de quince parroquias en su diócesis por razones de seguridad.
El ministro de Defensa de Camerún, reaccionó de inmediato y dijo que las investigaciones muestran que los separatistas mataron al misionero keniano para “provocar al gobierno”.
Antes del padre Ondari, el padre Alexandre Sob Nougi fue asesinado el 20 de julio en Buea, en el sudoeste, y Gérard Anjiangwe, un seminarista de la diócesis de Bamenda, en el noroeste, murió el 4 de agosto frente a su iglesia, la parroquia de Bamessing.
Hace unas semanas, un informe del International Crisis Group estimó que “dada la oposición de Yaundé a cualquier mediación internacional, la Iglesia Católica es casi la única capaz de intervenir y promover el diálogo entre el gobierno y las regiones de habla inglesa”.
La Conferencia Episcopal de Camerún ya había ofrecido su mediación y pidió diálogo pero sin éxito.
foto, Journalducameroun.com