Cuando te inventan historias donde el dinero llueve con cada nueva promesa electoral, todo es posible de ocurrir, hasta el suicidio colectivo.
A mérito de ser impopular este artículo, trataré de no estar alejado de lo que en verdad deberíamos tener en cuenta a la hora de tomar el dinero de nuestras pensiones, mientras soñamos que nada nos pasará en el futuro, a nosotros y al país.
En el Perú existen varios sistemas de pensiones, el de reparto o fondo público con la ONP, el privado con las AFP, el de las Fuerzas Armadas con la Caja Militar-Policial y algunos más pequeños que estando en quiebra, sufren el proceso de extinción.
Al margen de los afiliados a estos sistemas, más de 12 millones de peruanos no aportan, pagan o cotizan a nada que sea equivalente a un fondo de pensiones para la vejez, para la jubilación y para ir teniendo cobertura de beneficios en casos de invalidez, viudez u orfandad por ejemplo.
De los que pagamos, aportamos o ahorramos cerca de 3,5 millones somos cotizantes habituales, es decir que mantenemos una historia de secuencia o de frecuencia en esa responsabilidad personal. Nosotros además contribuimos a la vez con la Seguridad Social, el Impuesto a la Renta mayormente de quinta categoría, contamos con CTS y además pagamos otros instrumentos de protección y previsión.
De nuestros impuestos a su vez se paga lo que se subvenciona a la ONP cada año –más de dos mil millones de soles sólo para pagar pensiones y costos administrativos de esa entidad- también lo que se paga en Pensión 65 a más de 500 mil personas.
Es decir, si ahorras en una AFP pagas AFP, pagas de tus impuestos sin saberlo a la ONP y además de tus impuestos también sin saberlo a Pensión 65. No lo sabían todos pero es así. Si eres de los que cotizan a la ONP, pagas además de tus impuestos otra vez a la misma ONP y a Pensión 65 también. Parece extraño, es la verdad, un enredo que nadie te informa.
El primer tema a tratar es que la ONP tiene un déficit sólo al 2014 que supera los 72 mil millones de soles y cada año aumenta esa cantidad que se aguanta en su explosión injustificadamente, porque se demoran las soluciones. Sumado a ello, Pensión 65 es insostenible en el tiempo porque no existe un esquema de alivio hacia la pobreza extrema, sino cifras de maquillaje político que aumentan beneficiarios y acumulación de déficit.
Entonces, la primera tarea era solucionar el problema que significa la ONP, estabilizar Pensión 65 y desde allí poner el camino hacia el orden previsional en el Perú, corrigiendo los problemas del sistema privado de pensiones.
Se hizo al revés y se está nivelando hacia la pobreza o la dependencia de programas sociales, en vez de impulsar el fomento al ahorro individual sin perder el eje solidario.
Vamos así hacia un país sin pensiones, que es como un auto sin ruedas, no avanzará ni a empujones.