La vida nos enseña que el camino que uno emprende va conquistando momentos que se suman hasta trascender. Eso es lo que podemos observar nítidamente en un diplomático que ha seguido con orden y serenidad, un extraordinario desempeño al servicio de los más nobles principios de nuestra política exterior.
Desde las aulas del Colegio de los Sagrados Corazones RECOLETA, hasta su formación en la Academia Diplomática del Perú, y el intenso trabajo desarrollado en nuestras representaciones en Cuba, Santa Sede, Ecuador, Japón, Israel, Estados Unidos e Italia actualmente, todas estas etapas han fortalecido el significado de un ejemplo de esa línea y camino forjado a lo largo del tiempo.
César Jordán Palomino, que se desempeña como cónsul General del Perú en Turín (Italia), es un destacado diplomático y experto funcionario en cooperación internacional, por eso, la obra que ha escrito con pasión y dedicación, es fruto de una valiosa experiencia personal que hoy sirve de inspiración y estudio.
“El Perú presenta varios sectores de excelencia (identidad, tecnología pesquera, agroindustria, entre otros) que lo ubican como País Dual, receptor y oferente de cooperación. Esta capacidad de ofrecer cooperación constituye un poderoso elemento de soft power internacional. Además de la capacidad técnica, se debe contar con una firme orientación política para adecuarla a nuestros intereses, pero todo ello pasa por un adecuado financiamiento, con la intervención de socios tradicionales (cooperación triangular) y la constitución de un Fondo de Cooperación Sur-Sur” escribía Jordán hace pocos años, tal vez pensando en reunir toda su experiencia para plasmarla en un libro, como el que hoy nos enaltece comentar.
Y además añadía “es necesario un nuevo enfoque de la relación con estos gestores privados -al hablar por ejemplo de las ONG-, con un criterio más asociativo que únicamente fiscalizador y enfatizando el uso transparente de recursos destinados al crecimiento del país”. Conjunción de voluntades y esfuerzos, cooperación para el progreso y el desarrollo, actores privados y gestores públicos, un mundo de posibilidades que sólo necesitan voluntad y encuentro.
Y es que entender y hacer posible la cooperación internacional es un tema que trasciende y motiva a todos en la dirección de la política exterior.
En ese sentido, ya Jordán anunciaba como inspiración a cumplirse que “el Perú del Bicentenario debe fortalecer la institucionalidad de la cooperación internacional como herramienta de su Política Exterior” y por ello “será esencial el rol de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores y por ende a sus directivas, para promover nuevas modalidades, captar nuevos socios y adecuar la demanda y oferta de cooperación a las políticas del Estado y la presencia internacional del Perú”.
El diplomático escribe con una visión clarísima, no se detiene en la trayectoria de la APCI como pueden observar, sino que va más allá, aporta sobre aquello que impacta y refuerza su rol y modernización. Es decir, César Jordán le da el valor propio que requiere la proyección de la cooperación internacional y la política exterior en su conjunto.
Estos son los ejemplos que nos dicen que en el Perú son más las voces que construyen, son más los peruanos que siembran y dejan semilla fértil para los que quieran también seguir ese camino. Aplausos César Jordán.