El Perú siempre recibe golpes muy duros, de distinta naturaleza, sufre, se angustia, se pelea entre sí y al final, se levanta en una suerte de remolino inverso que vence de todo, menos la próxima andanada de golpes, que cada cierto tiempo viene con más fuerza y silencios.
Alguien comentaba en un “diálogo sobre la conciencia y la sociedad” que se desarrolló en una universidad británica, que los peruanos son de difícil comprensión, porque en sus actuales condiciones, resulta extraño que no ocurra un levantamiento popular, una gran revolución, teniendo uno los índices de corrupción más elevados del mundo, los niveles de extrema pobreza más acentuados, las diferencias sociales, politicas, económicas y educativas más extendidas.
¿Puedes vivir sin rebelarte, en un país donde teniendo para cubrirte de la lluvia, progerete del sol, construir tu progreso y desarrollo, no logres hacerlo porque te quitan todo lo que necesitas y eso lo aceptas sin ninguna protesta?
En el fútbol por ejemplo, si bien Brasil puede ser una “potencia”, no quiere decir que por historia lo vaya a ser siempre, sino la historia sería eterna en desgracias también, y no es así, pero para los negociadores de cualquier traición al país -que los hay y muchos- “esto es sólo fútbol” y millones. ¿Dónde están, quiénes son, por qué guardan silencio los dirigentes del fútbol? Es que es Brasil…
En la política por ejemplo, si bien Brasil es “la inspiración” del Foro de São Paulo, no quiere decir que por historia lo vaya a impulsar siempre, sino la historia de las desgracias de Lula y Dilma sería eterna también, y no es así, pero para los negociadores de cualquier traición al país -que los hay y muchos- “son sólo licitaciones, adendas” y millones. ¿Dónde están, quiénes son, por qué guardan silencio los políticos? Es que es Brasil…
¿Y ahora?
Ahora estamos jugando otro partido, el de la vida, el de la ausencia de Justicia, uno donde el árbitro, que es presidente a la vez, tiene su “Var” conformado por las mafias del club de la construcción, de Graña y Odebrecht, de los medios de comunicación y de “partidos” políticos de fachada y algunos que ya van hipotecando su historia y su dignidad.
¿Saben qué?
No es que falta algo, es que no hacemos nada.