Uno de los mayores problemas del Perú es el referido a la salud. Encontrar una cita con médicos especialistas es algo tan complicado, como lograr ayuda para las personas más necesitadas.
El dolor físico de una mujer a causa de la artrosis y la imposibilidad de usar cualquier medicamento por las alergias que padece, la obligan a buscar un especialista que la evalúe y recete lo que en verdad puede tomar. Esta paciente ha sufrido intoxicaciones por medicarse en medio de la desesperación, o por usar lo que le dijeron en una farmacia. Terminó en la emergencia de un viejo hospital, donde también sufrió por el tiempo de espera y sobretodo, por la insensibilidad del personal de evaluación.
No tenemos hospitales con especialistas para todas las ramas médicas, ni enfermeras que sean ayuda en los procesos de atenciones. El trabajador administrativo se ve molesto, poco motivado, con ganas de irse rápido.
Pasillos fríos, sin bancas o sillones donde dejar unos minutos al familiar que necesita atenderse, mientras le saco su cita o pido atención.
Una prioridad que está en situación crítica es la salud y no entiendo porqué, si se gasta miles de millones de dólares en compra de armas en tiempos de paz, donde nadie quiere guerras, odios ni peleas, se pone en primer lugar la muerte y no la medicina y recursos de la salud.
Lo humano parece no ser atractivo para algunos gobiernos, el construir redes de salud que comiencen en la atención distrital con una mínima exigencia de infraestructura, no lo ven como rentable, siendo lo más urgente y necesario.
Muchas postas y centros de salud en el Perú no tienen Pediatras, Geriatras ni médicos para emergencias. Y en cientos de pueblos de nuestro país, la población más importante son los niños y los ancianos.
Los invito a las emergencias de los hospitales nacionales –en Lima y en provincias- pero en horas de la noche, de madrugada, cuando un padre lleva a su bebé para nebulizarlo, cuando un hijo lleva a su anciano padre también para nebulizarlo o devolverle algo de vida a su viejo corazón.
Vean el drama dentro y fuera del hospital, cuando las miradas de los familiares se pierden en la desesperación, cuando los médicos jóvenes sobretodo y las enfermeras o auxiliares juntan sencillo y esfuerzo para comprar las medicinas que le faltan al paciente.
La salud necesita una esperanza también, en propuestas de verdad.