De sinvergüenzas ¡Qué duda cabe! ha estado llena la historia política del Perú, tanto en el Palacio de los olvidos y las componendas que legó Pizarro, como en aquél otro que nos demuestra que las leyes son para aplacar a muchos en sus derechos y favorecer a pocos en su ventajas irregulares.
Pero el poder no está solo en el Palacio de una plaza sin armas, tampoco en el de otra plaza legislativa y vergonzosa ahora, más que ayer y antes de ayer, sino en esos palacios de truhanes, sanguijuelas y traidores a la democracia y la libertad, que se llaman aún hoy “partidos políticos”, en cada elección.
La matriz del delito, del odio, de la violencia, de la corrupción, se encuentra asentada y aceitada en las directivas de grupitos asociados a lo peor del país: contrabando, narcotráfico, trata de personas, cárteles educacionales, chantajistas sindicales, clanes policiales, extracción minera ilegal, deforestación, pesca negra, comercio de especies protegidas y en extinción, club de la construcción, manejo de medios de comunicación y el blanqueo de todo: operadores financieros.
No es una organización criminal, es un conjunto de bandas de altísimo nivel organizativo, con un gran soporte profesional contable, legal y político (gobierno, congreso, poder judicial y electoral). Esta telaraña penetra en todas las instituciones y las ajusta a su agenda. Si hay alguna discrepancia, se debe ofertar para tener la preferencia.
Sobre esta estructura se levantó tranquilamente la operación de Odebrecht, entre otras, sin ningún problema. Así, puso presidentes, congresistas, control de medios e hizo sociedades con extorsionadores, chantajistas, ajustadores, congresistas, ministros y vice ministros, alcaldes y toda la fila de postulantes a un billete extra bajo la mesa. ¿Es así o no es así?
Pues bien, llegó un don Nadie al poder y presa de su pánico recibió a un don Todo que le ofreció el control en base a un calendario, un cronograma y una amplísima red de contactos para agrupar a lo peor del país a su alrededor y a sus pies, para operar con todos los grupos de presión y asegurarse el control de los grupos de poder para tener al final, las decisiones. Bien pensado, bien ejecutado al inicio, pero tuvo varios errores, porque no fue leal, al contrario, se edificó en los momentos más difíciles en base a la traición y eso, lo condenó a la vacancia por incapacidad moral permanente, ¡Qué paradoja!
Así, lleno de maldades, asociado con malditos, reinó en complicidad con lo peor de un país quebrado moralmente y lo envileció al populismo, abriendo una nueva era, donde no se divide al país entre pobres y ricos, entre apristas y anti apristas, fujimoristas o anti fujimoristas, sino entre ladrones e imbéciles que permiten ese devenir.
Y llegamos al momento crucial al preguntarnos: ¿Porqué es tan mentiroso e irresponsable Vizcarra, el vacado por permanente incapacidad moral? Porque “eso” le gusta a la gente -que le mientan-, porque nos encanta el doble rostro, el pendejin del barrio con cara de idiota, el maloso imponiéndose y en verdad, no valoramos lo que enriquece a una Familia, a un obrero, al campesino y al maestro o al soldado, al humilde que con su esposa o ella sola con los niños, o también él solo con sus hijos hace país, levanta vidas con temple, no huye como los políticos ni vive como ellos, porque trabaja, porque siente, porque le duele su patria, por eso preferimos al bacán, al “doctor o al ingeniero” y no al humilde y al sincero.
¿Ya ven? ¿Y ahora, ya sabes por quien NO vas a votar?