Uno de los temas que siempre es lugar común en las discusiones y conversaciones políticas, sociales y económicas, es el referido a las compras que se hacen desde el Estado, gestionado y administrado por el gobierno.
Se compra de todo y a todo precio, se adquieren bienes, servicios y productos sin que exista un protocolo de acciones y una plataforma de control, por eso resulta frecuente que con el paso el tiempo, después de haberse hecho los gastos, se descubran malversaciones y delitos que para ser sancionados, siguen investigaciones improductivas, que al final, quedan en nada.
Se malogran equipos hospitalarios cuando la demanda de atenciones crece y como por arte de magia, inicia sus operaciones un proveedor relacionado con las autoridades del sector. Gritan los acusadores, se escriben editoriales y artículos de opinión, la gente clama por justicia y el principal inculpado sale libre y los demás, siguen en las andanzas.
La atomización de compras es otra extraña práctica. Si se requiere comprar cuadernos –por ejemplo- para todos los niños del Perú en edad escolar, sería incomprensible que se hagan 100 procesos a nivel nacional, porque los precios ofertados variarán y se tendrá un margen de diferencias notorias. En cambio, si se hace un solo proceso de compra de cuadernos, por el volumen que representa, se obtendrán mejores resultados en los precios y condiciones.
Lo mismo en las adquisidores de medicamentos. Parece que vivimos en un país subdividido en infinidad de países. Las enfermedades no son unas para los miembros de la policía, otras para los afiliados a la seguridad social, otras distintas para los pacientes del ministerio de salud. Entonces, si se tuviera una plataforma de enfermedades y protocolos de tratamientos con un petitorio nacional, todos podrían informar sus requerimientos y hacerse una sola gran compra, con lo cual los precios bajarían significativamente, se eliminarían muchas mafias y se ordenaría la distribución.
Atomizar las compras es lo peor que se puede mantener en un país que debe reordenarse y espera pacientemente decisiones, acciones y transparencia.