El presente fragmento de la famosa obra del profesor Nye*, nos introduce en el concepto y repercusiones del poder blando. Definido como “la habilidad de obtener lo que quieres a través de la atracción antes que a través de la coerción o de las recompensas”, este concepto tiene una gran relevancia para la política exterior de Estados Unidos. Tras exponer las diferentes corrientes de la política exterior americana y las consecuencias negativas que para la misma tuvo el hecho de malgastar este tipo de poder durante la Guerra de Irak, Nye subraya la necesidad de utilizar conjuntamente tanto del poder duro como del poder blando, con lo que quedará conformado un nuevo concepto de poder, el poder inteligente.
* Joseph S. Nye JR es graduado en la Universidad de Princeton y doctor por Harvard, el profesor Joseph S. Nye es uno de los académicos más destacados en el ámbito de las Relaciones Internacionales. Tradicionalmente asociado a la corriente del liberalismo transnacional, con obras como Power and Interdependence, publicada en 1977 con el profesor Keohane, a partir de los años noventa se ha centrado en cuestiones de la política internacional como la del multilateralismo, y ha desarrollado conceptos como el de poder blando. En la actualidad es profesor de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard.
“Esto es parte de nuestro problema. Algunos de nuestros líderes no entienden la importancia crucial del poder blando en nuestro mundo reordenado posterior al 11 de Septiembre. Tal y como observó el antiguo Portavoz de la Cámara de Representantes Newt Gingrich en relación a la posición de la Administración Bush en Irak, “la verdadera cuestión no es cuántos enemigos mato. La verdadera cuestión es cuántos aliados sumo. Y esa es una medida muy importante que ellos simplemente no comprenden.”. Una de las “reglas” de Rumsfeld es la de que “la debilidad es provocativa”. Hasta cierto punto tiene razón, y como antiguo asesor del Secretario de Defensa, yo sería la última persona en negar la importancia de mantener nuestra fuerza militar. Tal y como observó Osama Ben Laden, a la gente le gustan los caballos fuertes. Pero el poder adopta muchas formas, y el poder blando no es debilidad. Es una forma de poder, y cometer el fallo de no incorporarlo a nuestra estrategia nacional es un grave error. ¿Qué es el poder blando? Es la habilidad de obtener lo que quieres a través de la atracción antes que a través de la coerción o de las recompensas.
Cuando puedes conseguir que otros admiren tus ideales y que quieran lo que tú quieres, no tienes que gastar mucho en palos y zanahorias para moverlos en tu dirección. La seducción es siempre más efectiva que la coerción, y muchos valores como la democracia, los derechos humanos y las oportunidades individuales son profundamente seductores. Tal y como puso de manifiesto el General Wesley Clark, el poder blando “nos da una influencia mucho mayor que la delineación clara de las políticas tradicionales del equilibrio de poderes”. Pero la atracción puede volverse repugnancia cuando actuamos de forma arrogante y destruimos el mensaje real de nuestros valores más profundos.
Los escépticos sobre el poder blando dicen no estar preocupados. La popularidad es efímera y no debería ser una guía para la política exterior en ningún caso. Estados Unidos puede actuar sin recibir los aplausos del mundo. Somos tan fuertes que podemos hacer lo que deseemos. Somos el único superpoder mundial, y este hecho es proclive a generar envidia y resentimiento. Fouad Ajami ha afirmado recientemente que, “Estados Unidos no necesita preocuparse de los corazones y las mentes en tierras extranjeras”. El columnista Cal Thomas hace referencia a “la ficción de que lo que Estados Unidos diga o haga pueda convertir nuestros enemigos en menos amenazantes”. Más aún, Estados Unidos ha sido impopular en el pasado y sin embargo ha podido recuperarse. No necesitamos aliados e instituciones permanentes. Siempre podemos poner en marcha una coalición de la voluntad cuando lo necesitemos. Donald Rumsfeld acostumbra a decir que los problemas deben determinar las coaliciones, no viceversa.
Las visiones absurdas se alimentan unas a otras, y la paranoia puede ser contagiosa. Las actitudes americanas hacia los extranjeros se endurecen, y empezamos a creer que el resto del mundo nos odia de verdad. Algunos americanos empiezan a albergar resentimientos, a desconfiar de todos los musulmanes, a boicotear los vinos franceses, a cambiarle el nombre a las french fries, y a extender y creer falsos rumores. A su vez, los extranjeros ven a los estadounidenses como desinformados e insensibles a los intereses de cualquiera salvo a los suyos propios. Ven nuestros medios como envueltos en la bandera americana. A su vez, algunos americanos sucumben a tendencias residuales del aislacionismo, y dicen que si otros deciden vernos de esa forma, “al infierno con ellos”. Si los extranjeros van a comportarse así, a quién le importa si somos populares o no. Pero en la medida en que los americanos permitimos nuestro aislamiento, envalentonamos a nuestros enemigos como Al Qaeda. Semejantes reacciones destruyen nuestro poder blando y son autodestructivos en relación a los objetivos que perseguimos”
Finalmente, luego de este brevísimo resumen de las palabras de Joseph Nye, fragmento traducido por Juan TOVAR RUIZ, investigador del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, es bueno reflexionar con esta frase:
“Pero las palabras importan. En Alicia en el País de las Maravillas, la Reina de Corazones le dice a Alicia que puede hacer que las palabras signifiquen lo que ella quiera” entonces, mucho cuidado, porque los conceptos de poder están variando el destino del mundo, el silencio de las personas y la contemplación de la Libertad.
Aquí les dejamos un extracto adicional:
https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/678144/RI_14_7.pdf?sequence=1