El sistema privado de pensiones -representado por las AFP-, resulta inmensamente superior en todo sentido al sistema nacional de pensiones, mayormente conocido como de reparto, el mismo que es administrado ineficientemente por la ONP, una empresa pública quebrada, que se mantiene en el nombre a flote.
El anterior ministro de economía, el del paquetazo, aquel que arremetió contra el pueblo castigando a los trabajadores y las clases medias con el aumento insensato y absurdo de impuestos, entre otras gravísimas políticas, formó parte de una gobiernista Comisión de Protección Social, que si bien ofreció planteamientos en el tema de la seguridad social en salud, reflejó el afán de mercantilismo y negocios que le inspiraba. Seguramente por eso, lo pusieron en tan alto cargo, creyentes que había pasado su período de lealtad y aclimatamiento.
El gran problema que tienen varias AFP en el Perú, no es dar la impresión de haber alquilado un ministro o un presidente, es la falta de liderazgo, la ausencia de convicción, la permanente incapacidad de asumir sus responsabilidades y responder con acierto, frente a los embates de un populismo desbocado que las pone contra el muro cada vez que una idea tonta se convierte en aceptada o que una iniciativa supuestamente presidencial, como retirar el derecho a la jubilación anticipada por desempleo, se presenta en fecha que dificulta su rechazo popular.
No es posible que congresistas de grupos sin mayor respaldo en los votos, se hayan convertido también en los piratas del futuro previsional junto al gobierno.
No es posible que varios Don Nadie tengan más voz que millones de trabajadores, porque simplemente no se les está explicando el valor de sus ahorros para la vejez o para anticiparse con un piso razonable de dinero a la vejez, en lugar de la miseria que resultaría de tener aún sus fondos 10-15 años más en promedio, y sólo generando una rentabilidad que irá bajando en el tiempo si todo sigue igual y no se hacen profundos cambios.
Destruir el ahorro personal, impedir el uso del ahorro personal, cuyo primer destino es la pensión de jubilación o las pensiones de sobrevivencia, es un atentado contra la libertad, pero ahora en el Perú, decirlo es al revés, paradojas de la política y el populismo nacional.
Estamos a merced de unos cómodos y mudos administradores del dinero para nuestras pensiones, gestores llenos de miedo y voluntad para enfrentar al populismo, pero complacientes con el mercantilismo. Y del otro lado, en manos de unos mequetrefes que no se cansan de inventar tonterías para destruir el sistema privado de pensiones, mientras aumenta la pobreza, el desempleo y la inseguridad por tener un empleo digno en el país.
Deberían aprender del trabajo que se hace en otros países, con el rostro y la mirada frente a los enemigos del ahorro personal, infundiendo desde el gremio empresarial una voz para todos, en defensa del sentido de pertenencia, propiedad privada, libertad.