Sigue pasando el tiempo y Venezuela también sigue sufriendo el atropello, el abuso y la criminal dictadura que nació con Hugo Chávez, para extenderse con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, tal vez los dos más grandes criminales del nuevo siglo en el mundo, que usando el poder del dinero y del petróleo, y la asesoría cubana para la represión, tienen de rodillas a un pueblo que busca Libertad y a sus fuerzas armadas que buscan la complacencia, el dinero público y el vivir pisoteando los derechos de los demás, con el fin supremo de mantenerse en los privilegios que el delito les brinda.
Vergonzosas fuerzas armadas de Venezuela vendidas al narcotráfico, al contrabando, al acaparamiento de comida y medicinas, generando grupos delincuenciales que se esconden como brazos del partido de gobierno, siendo en realidad mercenarios dispuestos a desesperar el clamor popular, callándolo con un pan o la represión si es necesario, sin fundamento alguno.
No entiendo qué le pasa a Venezuela ni a los venezolanos que se van de su patria, disculpen si les molesta pero es lo que pienso, no los entiendo porque nadie regala su país y su libertad a unos miserables que usando la democracia, la volvieron dictadura.
Una oposición, tan dividida, tan creída de su rol, tan tonta y sumisa ahora, tuvo la oportunidad de ser una auténtica unidad, cuando las calles estallaron en un puño de lucha, cien días de victoria y cien almas en la gloria.
Y así nos estamos olvidando de Venezuela, porque Venezuela se olvida de sí misma, en una emigración física y mental, por la cual se van millones en busca de oportunidades y mentalmente se van quedando solos los que resisten entre la esperanza que no viene y la realidad que los ahoga.