El Hemisferio Occidental es el último bastión en el planeta donde la tradición judeo-cristiana aún persiste, inclusive, entre personas que no profesan ninguna fe religiosa.
En América Latina la familia sigue siendo aún el núcleo de la sociedad, protegida y preservada por Constituciones en las que generalmente se identifica a una figura paterna y una materna, como fundamentos de la familia. Los hijos aún son potestad de los padres, y el núcleo familiar suele incluir a la familia extendida: los abuelos, tíos, primos y etc.
En nuestro continente, aún se ven muchas familias que se sientan a comer juntas, aunque sea sólo los domingos. Aún vemos a la gran mayoría de madres cuidando a sus pequeños mientras trabajan, y se escucha cierto grado de respeto de los menores hacia los mayores. Las personas, principalmente en las zonas rurales, pueblos o ciudades más pequeñas, suelen conservar buenos modales, ser amables y protegen a sus niños de extranjeros o intrusos.
Obviamente, existen excepciones. Existen madres desnaturalizadas, padres irresponsables que abandonan a sus familias, existe pedofilia con frecuencia dentro de la misma familia, hay jóvenes que crecen sin moral alguna y caen en el narco o en las maras. Existe de todo, pero son excepciones, no son la norma.
Durante la Administración Obama-Biden vimos como los Estados Unidos trató de impulsar reformas constitucionales en varios países para cambiar todo eso. De la misma forma en que en este 2021 muy probablemente el Congreso de ese país logre la imposición de la ideología de género (llamada progresismo) y del globalismo, gracias a la aplanadora Demócrata en ese gobierno.
En mi país, Guatemala, vemos cómo USAID ha incrementado sus esfuerzos hacia esa meta. Los fondos están siendo encauzados a organizaciones no gubernamentales que promueven esas ideas, los Embajadores y sus secciones políticas trabajan para impedir a líderes conservadores ocupar cargos claves que podrían estorbar ese objetivo.
La Administración Biden-Haris ha dado pasos claros. Primero, ahora los hombres (porque biológicamente siguen siendo hombres) que se creen mujeres pueden competir contra las mujeres en cualquier disciplina deportiva. Esa norma viene a la región.
Han creado un Consejo de Política de Género White House Gender Policy Council para entre otras cosas, influenciar su política exterior para fomentar la ideología de género. Obama formó el Consejo para la Mujer y la Niña, éste, va mucho más allá.
La página de la Casa Blanca establece claramente los lineamientos bajo los cuales basará sus políticas para contrarrestar la discriminación por identidad de género u orientación sexual:
No establece límites, por ende, incluye la pedofilia al hablar de “cualquier orientación sexual”.
“It shall be the policy of the United States to pursue an end to violence and discrimination on the basis of sexual orientation, gender identity or expression, or sex characteristics, and to lead by the power of our example in the cause of advancing the human rights of LGBTQI+ persons around the world.”
Traducción: Será una política de los Estados Unidos el perseguir el fin de la violencia y discriminación sobre las bases de orientación sexual, expresión o identidad de género, o cambios de sexo, y liderar bajo el poder de nuestro ejemplo en el objetivo de avanzar los derechos humanos de las personas LGBTQI+ en todo el mundo.
La pregunta es, si nuestros pueblos amantes de la familia, de nuestros niños, ¿Vamos a permitir que cambien los marcos legales de nuestros países para cambiar el tejido social de nuestras sociedades e imponernos algo totalmente contrario a los principios y valores de la gran mayoría de latinoamericanos? ¿Vamos a permitir que nuestros políticos, por no perder la visa, destruyan nuestro núcleo familiar?
Ojo, todos debemos ser libres de elegir cómo queremos vivir nuestra vida, siempre y cuando no hagamos daño al prójimo. La pedofilia, por ejemplo, debiera ser tipificada como un crimen. Sin embargo, si una persona se cree animal o planta, si un hombre se cree mujer o una mujer hombre, es problema de cada quién. Lo que no deberíamos permitir es que se legisle aberraciones.
Un crimen contra un LGBTQI+ debiera ser castigado igual que contra cualquier otro ser humano. Pero una minoría no debe imponer su forma de vida a una mayoría.