Los escenarios electorales van acomodándose a los movimientos que realizan los participantes de lo que antes era interpretado como la carrera hacia la presidencia. Hoy, no es más que una guerra terrible, donde todo tipo de armas se ponen a espaldas del contrincante, no del competidor que se supone, anhela lo mismo que sus oponentes para el país: salir de la pobreza, alcanzar la prosperidad, vivir en caminos de progreso y desarrollo en una nación unida en valores y virtudes. No, eso ya no existe más y el escenario se llena de corruptos y aprovechados, junto a dos o tres bien intencionados que dan todo por demostrar que existen posibilidades para el Perú, en democracia y libertad.
¿Cuál es entonces la forma de participar ahora en política durante un proceso electoral presidencial? Tiene varias aristas: Frente a una constante arremetida de insultos, ofensas, desesperanzas, mentiras, y una fotografía permanente del acto de traicionar pactos previos y alentar pactos nuevos para… traicionar también, en la otra vereda, la más limpia, están esos dos o tres que proponen, alientan, entusiasman, siguen caminando y se alejan del populismo para entregar ideas y propuestas; ellos deben resistir en esta tormenta de pasiones por el voto de la gente que no lee, que se enamora de un slogan o que anda desesperadamente buscando una respuesta, la que sea.
Veamos los segmentos de la hora actual:
Primer segmento: Dos candidatos superan el 12% y tienen su mayor respaldo en provincias –no en Lima-, dando un vuelco que nadie había identificado. Los que juegan en este segmento hasta el momento son: Rafael López Aliaga, que ha encontrado su discurso y su propio espacio de polarización positiva (diga lo que diga es su mejor arma de crecimiento, aunque genera tanto amor como odio) y Yonny Lescano (por un efecto mediático desesperado que lo ha impulsado temporalmente a esa ubicación, aun insostenible, ante la estrepitosa caída de Julio Guzmán, irrecuperable). Siguen en el mismo nivel de semanas anteriores Keiko Fujimori, que ha logrado mantenerse por encima del 9% constante pero no se impulsa, y Verónika Mendoza que en igual forma se sostiene en el mismo porcentaje de 9% pero ya comienza su discurso de odio y resentimiento que tanto le gusta a algunos sectores. Finalmente, César Acuña, el último en este grupo con un 6% riesgoso por posible baja, no encuentra el mensaje de identidad preciso y comete un grave error al decir “no me voy a rendir”, porque en la mente del elector la palabra “no” es borrada y queda “me voy a rendir”, mucho cuidado. Observen bien, Keiko Fujimori y Verónika Mendoza están a tiempo de dar un salto, en cualquier momento, si López Aliaga y Lescano se pierden en el discurso suicida de complacer el “correctismo político o el fanatismo militante”.
Segundo segmento: Están entre el 4% y 5% es decir, entre poder subir unos puntos para superar o volver a superar la valla electoral y encontrar la fórmula para dar el salto hacia el primer segmento y no retroceder, o caer y retroceder. En este grupo se encuentran ahora George Forsyth (que sigue perdiendo electores cada vez más), Daniel Urresti (estancado desde el inicio) y Hernando De Soto (que parece impulsarse por momentos pero no encuentra el camino al despegue).
Tercer segmento: Aquí se siguen amontonando los partidos y los políticos desechables, rechazados y olvidados, como Guzmán, Salaverry, Beingolea, Humala y otros más que son los que rasparán entre el 0.1% y el 2.1% como máximo.
¿Y para el Congreso?
Este campo se mantiene como la semana pasada, y es el más inquietante: Fuerza Popular y Alianza por el Progreso se encuentran en las preferencias a nivel nacional, seguidos por Acción Popular y Juntos por el Perú. A distancia va subiendo sostenidamente Renovación Popular y en el límite se encuentran Podemos, Avanza País, Victoria Nacional y Somos por el Perú, con el riesgo –estas dos últimas agrupaciones- de no pasar la valla y no alcanzar un mínimo número de representante o al revés, una mezcla de cifras bastante “conmovedoras”.
Los demás, prácticamente no existen.