De todos los problemas que hemos detectado referidos a temas previsionales como son la pensión de viudez, pensión de orfandad, pensión de invalidez, pensión para los padres y la principal, la pensión de jubilación, el centro de tantos inconvenientes radica en las expectativas que tiene cada trabajador aportante y la ausencia de explicaciones que les dan las AFP, la ONP y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP sobre la interminable información que existe.
Por un lado, las empresas privadas hacen uso de su plataforma comercial orientada evidentemente a mejorar sus ingresos y utilidades, como prioridad. Por otro lado, la empresa pública de pensiones –la ONP, sistema de reparto- centraliza en sus agencias el contacto con los afiliados. También emplean ambos grupos las plataformas virtuales, en distinta intensidad y capacidad.
Jalémonos las orejas primero. Los afiliados y la familia o beneficiarios cubiertos, no leemos, no preguntamos o lo hacemos muy poco, porque pensamos que los 65 años están muy lejos, porque creemos que esto de las pensiones es para el futuro y ese futuro no es prioritario hoy.
Además, los medios de comunicación y los políticos nos confunden y no confiamos en nada, salvo pequeñas excepciones, en algunos momentos.
La abundante información del sistema privado y el sistema nacional de pensiones está encuadrada en páginas web aburridas –sobre todo, la de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP-, con palabras muy técnicas y con una ausencia increíble de ejemplos y testimonios que nos puedan ayudar a entender.
Por eso, nos molestamos, porque nos cobran un montón y no nos explican casi nada.
Entonces, nos cansamos, nos callamos, dejamos eso para otro momento, el de la desilusión y la cólera justo cuando estamos sin trabajo o cuando estamos viejos y por jubilarnos. Muy mal.
Ahora, jalemos las orejas a los que les damos nuestro dinero cada mes que pagamos para soñar con una pensión y con la jubilación.
Las AFP y la ONP reciben cómodamente entre el 11 y el 13 por ciento de nuestra remuneración y, o entre el 1 y 1,25 por ciento de nuestro fondo anual acumulado -ojo con eso- para darnos a los 65 años, edad legal de jubilación, una pensión mensual que depende del ahorro que cada uno acumule a lo largo del tiempo en las AFP o, depende de lo que los gobiernos quieran pagarnos por los aportes de toda la vida, en la ONP.
Así es la diferencia, ahorras para ti, propiedad privada, o pagas como un impuesto al igual que otros, sin que el dinero te pertenezca.
Esta simple premisa es el inicio de todo y no es explicada antes de firmar un contrato de afiliación. Es más, no se firma en la ONP ningún documento de aceptación, a diferencia de una AFP, salvo procedimiento electrónico establecido.
Si solucionamos el punto de partida, habremos hecho muchísimo por la construcción de nuestras pensiones y jubilación. Tan simple como eso, tan difícil como siempre.