El viernes, miles de musulmanes corearon violentos eslóganes mientras provocaban disturbios en el Monte del Templo, el lugar más sagrado para los judíos y sede de la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para el islam. Más de 200 palestinos y 17 policías israelíes resultaron heridos.
Pero no fue así como los medios contaron la historia.
Si se informara leyendo el New York Times, la BBC, el Guardian, el Washington Post o Associated Press, a uno se le podría perdonar por pensar que los feligreses palestinos fueron severamente maltratados por las implacables fuerzas de seguridad israelíes.
Ese relato no sólo distorsiona los hechos sino que enturbia la imagen de conjunto.
Los medios omiten los gritos de guerra palestinos
“Ya Qassam, Ya Habib/ Bomb, bomb, Tel Aviv”. Este cántico en el que se clama por el bombardeo de Tel Aviv salió de las gargantas de cientos, por no decir miles, de palestinos que se habían reunido en el Monte del Templo en el último viernes del Ramadán.
No fueron esas las únicas palabras violentas coreadas: también se cantó repetidas veces el viejo lema de “¡Con nuestra alma, con nuestra sangre, te redimiremos, Al Aqsa!”.
Quizá el caso más claro de cobertura sesgada lo dio la NPR (min 2:40), que se hizo eco de los cánticos proferidos durante varias semanas por… un minúsculo grupo de extremistas judíos. Los cánticos en árabe entonados por miles de fieles musulmanes durante los disturbios del viernes noche no fueron considerados dignos de incluirse.
La agencia Reuters merece reconocimiento por ser uno de los muy pocos medios que hicieron alusión a la incitación a la violencia.
Entre tanto, la sedicente organización pacifista IfNotNow describía el discurso de odio como “inspirador”, propio de la “resistencia palestina”.
Contextualización simplista del conflicto de Sheij Yarrah
En los últimos días se ha suscitado un debate sobre el destino de unas cuantas propiedades del barrio de Simón HaTzadik/Sheij Yarrah, en la zona oriental de Jerusalén, que ha saltado a los titulares de la prensa internacional. Claramente, los vándalos lo han utilizado como banderín de enganche, mientras que los medios han simplificado en demasía la cuestión e ignorado por completo la intolerancia palestina.
Sirva como ejemplo un artículo publicado por la BBC tras los disturbios.
El texto arranca documentando el número de heridos y mencionando las armas empleadas por ambos bandos, creando así la impresión de que unos corajudos palestinos plantaron cara en inferioridad de condiciones a las fuerzas de seguridad israelíes.
Al menos 163 palestinos y seis policías israelíes resultaron heridos en los enfrentamientos registrados en Jerusalén, según han informado médicos palestinos y la Policía israelí. La mayoría fueron heridos en la mezquita de Al Aqsa, donde la Policía israelí disparó balas de goma y granadas aturdidoras contra los palestinos que lanzaban piedras y botellas.
El siguiente párrafo enmarcaba el conflicto en otro:
Las tensiones han ido aumentado por la posible expulsión de palestinos de unos terrenos reclamados por colonos judíos.
Eso era todo. Ni una palabra de la reciente serie de ataques palestinos no provocados contra judíos israelíes; de la incesante incitación a la violencia por parte de políticos, líderes religiosos y medios palestinos; o de que la frecuencia del terrorismo palestino casi siempre aumenta durante el Ramadán.
Minusvaloración de la violencia palestina
Otro hecho inconveniente ignorado por los medios es que los vándalos palestinos llevaron grandes piedras al Monte del Templo y las almacenaron en la mezquita de Al Aqsa. Los vídeos de los disturbios muestran asimismo a los palestinos utilizando material pirotécnico a modo de armamento, obligando a los agentes de la Policía de Fronteras israelí a utilizar escudos para protegerse. Parece que los primeros utilizaron láseres para distraer y desorientar a los segundos.
Este vídeo facilitado por la Policía israelí es impagable, pues permite comprender qué es lo que estaba realmente sucediendo en esta imagen utilizada por el Washington Post, cuyo pie de foto dice: “Unos palestinos reaccionan al lanzamiento de granadas aturdidoras por parte de la Policía israelí durante los enfrentamientos registrados en el complejo que alberga la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén”.
Sin embargo, la imagen muestra claramente que el material pirotécnico estalla en el aire, muy probablemente los utilizados por los palestinos –para herir a los agentes israelíes– que provocaron la reacción.
Y si bien las granadas aturdidoras son a veces utilizadas por las fuerzas de seguridad como método de dispersión, esto es lo que hacen cuando explotan.
Parece claro, pues, que el pie de foto del Post era incorrecto.
Escasa información sobre la lucha por el poder entre los palestinos
Quizá por primera vez en la historia, este fin de semana se vieron cientos de banderas de Hamás en el Monte del Templo. La organización terrorista que gobierna en Gaza está comprometida con la destrucción de Israel, y evidentemente está ganando terreno en Jerusalén.
Las banderas deberían hablar por sí solas, dado que representan a una organización genocida. Pero hay otro enfoque que atender.
Como era de esperar, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, canceló recientemente las elecciones legislativas palestinas, previstas para el próximo día 22. Desde entonces, las tensiones entre la facción Fatah de Abás, que gobierna por decreto la Margen Occidental, y Hamás no han hecho más que aumentar. En respuesta, Hamás ha elevado su incitación contra el Estado judío, en lo que numerosos analistas han considerado un intento de aumentar su perfil público haciendo despliegue de sus credenciales nacionalistas.
Por desgracia, a la audiencia de los medios se les priva de una cobertura detallada de una querella palestina que dura ya una década y media. Lo cual produce errores de juicio fundamentales sobre la relación entre Israel y los palestinos, así como entre los propios palestinos. En este caso, el fruto es evidente: los lectores se ven desinformados ante la auténticas razones de la escalada de violencia en Jerusalén.
Redacción: Emanuel Miller, Investigador de HonestReporting especializado en antisemitismo y sesgo antiisraelí. Publicado originalmente el 11.05.2021 en http://elmed.io
© Versión original (en inglés): The Algemeiner © Versión en español: Revista El Medio