Hoy día, domingo -uno más de esos- de aquellos que siempre nos dejan de lado a los ciudadanos para que se promuevan impunemente los intereses de los gobiernos que buscan la perpetuidad en una forma u otra, que blindan a sus socios eternos y tan giratorios como ellos, siendo la corrupción su marca y seña, ellos, los sinvergüenzas que dominan la escena del poder editorializaron desde lo que fue alguna vez un Diario Decano, hoy domingo -uno más de esos-, que ya están cansados de la espera, que sus manos se agrietan por aplaudir a su nuevo alfil en la presidencia, uno del que creen todo lo que le han escuchado estos días de negociaciones, tantos días arrodillados -de rodillas puestas sobre el piso del pedido- junto a sus inclinados cuerpos, en la sonrisa de la complacencia, en la búsqueda del acuerdo hacia el siguiente billete impreso por el poder oscuro.
Pero a cuerpo de maldad, responde herida de venganza y eso no lo han medido, dudan que exista, reniegan si se les advierte.
Un antiguo caminante me decía: “Recuerda, haz recordar que nada de lo que se dice se está obligado a cumplir, sino, no existiría la política, los periódicos, los mentirosos, los gobernantes y sus sirvientes”.
Pues bien, hoy domingo, uno de esos en días fríos y cielo gris, la confluencia de periódicos, mercantilistas, mentirosos, gobernantes y lacayos ha sido al unísono en un grito de angustia lacerante, de modales violentos y exigencias altisonantes que proclaman “queremos a quien queremos sea presidente y basta ya”.
La Democracia herida por el cuerpo de la maldad, sufre esa venganza intermitente. La Libertad, sometida por los medios de comunicación a una burla, a un señalamiento de mofa, sigue siendo otra cosa que estorba y no la extraordinaria y maravillosa obra de la pureza de la humanidad que enciende el clamor de su dignidad.
El acto electoral, es una cortina teatral que se mancha y se ensucia cada vez más, siendo implacable la estafa, el fraude, los contubernios escabrosos de sus directores. Y frente a todo ello, una multitud que enciende decenas de miles de luces, que enarbola la paz y la solicitud de transparencia, sigue creciendo en calles y plazas, en hogares y trabajos, en el transporte, el campo, las fábricas y en sala del hospital, para transformar el grito de molestia y de protesta, en una lucha que no se detiene, que no va a parar, que nadie podrá detener, aun a ritmo de conocer la traición de los que sienten que sus rodillas están listas para inclinarse ante el nuevo –e ilegal- poder político.
Este es el país que han destruido los de las izquierdas, pero también, este es el gran país que llamado Perú, está multiplicando voces y brazos, palabras y decisiones para levantar sobre la miseria política y la corrupción, la Nación que todos vamos a recuperar, con Libertad, Democracia y verdad.
Estemos preparados, porque se nos viene la avalancha de lo políticamente correcto, de no decir nada a menos que sirva de pleitesía, que no se rebele nadie ante nada porque puede ser materia de leyes de odio y cárceles de envidia.
El país está cayendo pero se resiste y se levanta. Por eso recuerden: solo un pueblo que se sostiene en la Democracia y la Libertad, seguirá erguido siempre, con su bandera en alto, con su historia limpia.
Nota de redacción: Se sugiere, se invita a leer el artículo de Luis Ventoso, sobre “el virus de la corrección política” en el siguiente enlace:
https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-virus-correccion-politica-corroe-libertad-expresion-201812020129_noticia.html
Ilustración de María Hesse, correspondiente a un artículo de Luis Ventoso, adjunto al Director y columnista de ABC, además de responsable de ABC Cultural. Ha sido director de Diario 16 y director adjunto de La Voz de Galicia y corresponsal de ABC en Londres.