La descomposición social va de la mano de la descomposición política, es el desborde del Estado y la imparable crisis popular, la permanente escena de la frustrante y fragmentada realidad nacional. En este incomprensible escenario, los mercaderes de la muerte ciudadana, es decir Vizcarra, PPK, Humala, Castillo & Cerrón, Boluarte y su pandilla, son el elemento operativo para destruir todo concepto de participación popular, enmascarándose en organizaciones partidarias que son simplemente guaridas de malhechores. En otro flanco, pero con los mismos objetivos y maldad, los medios de comunicación impresos, radiales, televisivos y virtuales, pertenecientes a las izquierdas del odio y sus diversos matices, juegan en paralelo. Muy cerca pero sin estar “en el compromiso” les rodean las oenegés y los guiones de la academia extremista que se manipula desde esas ONG, llegando a tener mucha influencia en la actual dirigencia de la Iglesia Católica que promueve la misma Agenda Política desde la Catedral. Y haciendo que todo esto funcione, van de la mano los mercantilistas que en cada gobierno, hacen sus grandes negocios.
Como se observa, hay cuatro componentes activos: partidos y operadores, medios de comunicación, oenegés y mercantilistas. Desglosando un poco, donde más se nota coordinación es en los medios y las oenegés. En cambio en los partidos y en los mercantilistas, el tema es común a ellos: “cada uno por su lado, si se coincide para logros de poder y de ingresos, bien. Y si no hay coincidencias y los eliminamos, mejor”.
Uno diría que lo han pensado bien y puede ser en parte, pero tienen dos grandes problemas que los enfrentan con su espejo del odio y son la mediocridad y la indiferencia. El reino de la mediocridad va de la mano del reino de la indiferencia. Abundan políticos mediocres, tanto como están llenos de indiferencia en lo que debería ser su preocupación: el Perú.
Y es que el dinero ajeno, el poder temporal y el control bajo presión son el mismo Plan de Gobierno para todos los partidos de las izquierdas (caviares, progres, liberales, ultras, socialistas, comunistas y de colores del arco iris).
Debemos por tanto, cerrar los tiempos de la mediocridad y el contagio de la indiferencia que como un virus del daño impuso la izquierda del odio, la prensa del odio, las oeneges del odio y los mercantilistas de viven de lo que sea, sobretodo, del odio.