Mons. Miguel González, Obispo de Espinal, Colombia, afirmó que legalizar el aborto mina la propia autoridad del Estado. En Colombia se ha permitido el aborto libre hasta el sexto mes de gestación.
Es decir, la Corte Constitucional de Colombia dio aún más vía libre al aborto en el país, permitiéndolo hasta la semana 24ª de gestación, a libre voluntad de la gestante. En Colombia ya era posible el aborto por tres causales, peligro de vida para la madre, malformación del feto y violación, abuso, incesto o inseminación no consentida.
Expresaron los obispos, por boca de su presidente, Mons. Luis José Rueda Aparicio, que “no se puede ocultar o minimizar el hecho de que todo embarazo implica la existencia de otro ser humano, distinto de la madre, en condiciones de indefensión y vulnerabilidad, quien tiene a su vez el derecho a formar parte de la familia humana”.
Se pone en riesgo el fundamento mismo del Estado
Afirmar, que los derechos reconocidos por la Constitución del país, no cobijan al ser humano “desde el momento de su concepción, es una afrenta a la dignidad humana”. Decir, que existe un derecho “a suprimir una vida humana inocente, pone en riesgo el fundamento mismo de nuestro orden social y del Estado de Derecho. El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida”.
Invitaron los obispos en su comunicación, a todos los colombianos, a no escatimar “esfuerzos para proteger y promover la vida humana, aun en las circunstancias más complejas”.
Mons. Miguel González recordó y fue entático al hacerlo expresando que “ningún problema por difícil que sea se soluciona matando a un inocente”. “Con el aborto no se soluciona ningún problema sino que al contrario, pues se fomenta el mal en una sociedad”.
El aborto es un crimen, que legalizado diagnostica gravemente a una sociedad
“Cuando se legaliza este crimen, [se] demuestra la corrupción, [se] demuestra la falta de moral y de principios que contaminan a una sociedad y hacen un mal mayor del que pretenden solucionar”.
“Causa perplejidad, tristeza, dolor, como dice el comunicado de la Conferencia Episcopal, donde todos los obispos nos expresamos al respecto de esta legalización del aborto”, manifestó el prelado.
La violencia intrafamiliar más grave, que mina la autoridad moral de un Estado
“Nos preocupa ver cómo se desmorona un orden social, y cómo se promueve el que se haga la violencia intrafamiliar más grave que es el aborto. Se pierde la autoridad moral de un Estado para reclamar después la paz y reclamar que no haya violencia intrafamiliar, que haya respeto a los niños, niñas y adolescentes, que haya respeto a la mujer, todo eso se desmorona, porque si esa criatura, en su etapa más inerme, más indefensa, es sujeta a que tranquilamente le puedan quitar la vida, ¿por qué reclamarla cuando es más adulta la persona?”, afirmó.
“Si una legislación, si una sociedad está a favor de la vida, pues está a favor de la vida. Y los médicos y los científicos trabajan a favor de la vida, y las leyes protegen la vida y la salud de sus ciudadanos. Pero no seleccionan que a unos sí y a otros no, y peor aún cuando los que son más frágiles y más indefensos, son sometidos a esta situación de quedar totalmente inermes y desprotegidos”, concluyó el Obispo.