Se acumulan en el tiempo y en los numerosos expedientes judiciales en proceso, las sospechas, evidencias, acusaciones y verificaciones sobre los delitos cometidos por el todavía presidente y por los todavía miembros de su entorno, sean familiares, amigos, diplomáticos, miembros de las fuerzas armadas y de la policía nacional, militantes convictos y confesos de sendero luminoso y del MRTA, medios de comunicación sumisos y alquilados al poder de turno, funcionarios nombrados en estos tiempos o reciclados burócratas de las izquierdas que tanto daño le hacen y le han hecho al país, que hoy se encuentran abusando nuevamente del poder.
Expedientes en curso y expedientes por ingresar en un año, es más que evidente en la historia criminal del gobierno que en base a mentiras y engaños, componendas y acciones turbias, ha logrado sobrevivir estos largos meses de protestas, contratiempos y sobretodo, traiciones, eso es lo peor, porque de no haber habido traidores, hace tiempo que Castillo y su organización criminal estarían tras la rejas y sentenciados.
Pero somos pasivos, tolerantes y demasiado pausados, creemos que la razón subsiste por encima de la delincuencia y no ocurre eso, porque los delincuentes de ahora, son peor que los de ayer y antes de ayer (siendo todos delincuentes). Permitimos demasiado, cuando no se debe permitir nada, sin excepciones.
Alguien que no es maestro, ni rondero, ni campesino, ni dirigente sindical, porque engaña a los sindicalizados cobrando cuotas de las que nunca rinde cuentas, llegó a ser presidente justo por engaño masivo y por esa maldad que organizada desde Vizcarra con mayor fuerza, tomó el control de presupuestos públicos y llevó a cabo –también gracias a la pandemia y los encierros que la justificaban en el control ciudadano-, un plan de copamiento y manipulación ciudadana cuyos efectos hoy padecemos.
Por eso, no es solo con una, ni con dos, ni con cien marchas que se logrará vencer al comunismo que sigue avanzando progresivamente (como es su razón de ser en estos tiempos, a pasos lentos, a pasos irreversibles), no es solo con comunicados o plantones, con paros y huelgas, sino con la suma de todo y de todos que se debe y tiene que vencer a las izquierdas del odio.
Es hora, “ahora es la hora” en la que hay que fortalecer voces y esfuerzos como los del sábado, que ha sido destacado en la participación de mujeres jóvenes, sin miedo, valientes, aguerridas y seguras de sí mismo. A esas mujeres se les lanzarán los troles y los agentes de los medios de izquierda a insultarlas en las redes sobre sus opiniones y palabras. Hay que defender a esas mujeres, hay que frenar a los agresivos y cobardes extremistas del odio.
Estemos juntos en las redes, en las calles, en las voces que nos unen, hasta la victoria final sobre el comunismo.