Se ha publicado una encuesta manipuladora, en un medio que no vende ni siquiera mil ejemplares al día y que en las redes que ellos pagan, no impacta tampoco, en más de tres mil observadores casuales y que además, en los robots de likes apenas puede registrar cuatro mil “me gusta”, un resultado que de ninguna manera es creíble y menos auténtico, donde ponen a Keiko Fujimori y Antauro Humala en la final que nadie puede esperar y nadie podrá ver, porque no existe sustento para darle validez o esperanza.
Una cosa es Keiko Fujimori y algo muchísimo mayor es Alberto Fujimori, a distancia enorme, a conocimientos de distancia muy lejanos sobre gobernar o ser candidato a la presidencia. No se trata de una competencia entre los padres y los hijos, sino de una escena nacional que el tiempo sabe poner en su lugar. En este sentido, el padre es una imagen de recuerdo y admiración y Keiko es otra imagen diferente, de respeto por su tenacidad y de amplia sensatez que merece respeto, cariño y esperanzas entre sus admiradores y seguidores. No son imágenes que se contraponen, sino que se complementan. Eso es lo que no entienden los que critican por odio e ignorancia.
Hoy en día, vemos que la manipulación histórica renace de los mismos sinvergüenzas de siempre: un medio de comunicación cuya compra debería investigarse (hay mucho dinero suelto que nadie ha justificado) y de una encuestadora “esperta” en adornar e inventar cifras para sembrar tendencias, como siempre lo ha hecho unos meses antes de las elecciones (y siempre, fallando en cada pronóstico y manipulación).
Al igual que las “marchas”… hoy en día las encuestas son el fracaso estrepitoso de las mentiras de los caviares y de los medios sumergidos en el odio y el dinero mal habido para destruir honras y generar, crear, políticos de cualquier hora, sean cómicos dándoselas de serios o serios pareciendo políticos en actos cómicos.