La estrategia del comunismo está llena de perversidad y no se dan cuenta los analistas y opinólogos que inundan los canales de televisión y los periódicos que están hablando y escribiendo tontería y media, en vez de analizar, entender, comprender, traducir, explicar e informar sobre el desenvolvimiento de lo que nos daña en la vida misma: los rostros de los gritos de las izquierdas del odio.
Veamos por ejemplo, lo que ocurre en el ámbito de algunos hechos verificados. A los ciudadanos se les aburre con términos populistas y demagógicos como cuando se les dice que “esta democracia, no es democracia”. ¿Y cuál si lo es? ¿La de Venezuela, la de Nicaragua o acaso la de Cuba? Miren bien, observen y saquen una línea de comportamientos y actitudes.
A las izquierdas no les interesa ni una sola democracia o forma de ejercicio de la democracia, porque simplemente no creen en la democracia, sino que usan la democracia para destruirla por adentro.
La revolución socialista, el avance y retroceso eco ambientalista, las luchas de tierras invadidas, el pedir dinero porque se estira la mano (es un nuevo derecho humano fundamental para los marxistas leninistas), la negación de toda verdad construida y verificada con evidencias, el decir no a lo que afirma valores, principios y virtudes, todo ello configura en desorden y el “al revés”, ara que el caos y la anarquía, desde un pequeño espacio de gobierno local, vaya escalando en la mente de las personas y sea la nueva configuración mental de los autómatas que van a reemplazar a los ciudadanos.
De eso se trata lo que viene desde las izquierdas del odio, de hundir lo que eleva y elevar lo que hunde. Por eso estamos en medio de caos permanente, probando reformas tontas que deforman, haciendo mesas de diálogo entre mudos y asambleas de soluciones con los destructores de la sociedad.
El comunismo no ha desaparecido, tampoco ha sido derrotado. El comunismo ha modificado su rostro con el maquillaje de la peor hipocresía posible, para presentarse “con muchos otros nombres, siendo la misma porquería totalitaria de siempre”.