Cuando escribes en tus redes sociales algo sobre el gobierno, te ponen un símbolo de estar de acuerdo o quizás un “me gusta” algunas personas, dependiendo de lo que opines, comentes o digas. Es lo natural. Pero también si lo que escribes es incómodo o hiere la susceptibilidad de otros, seguramente te criticarán –con todo derecho- y llegarán al insulto –sin ningún derecho-, los que dieron con tu comentario, así sea de casualidad.
Seas hombre o mujer, igual te dirán algo a favor o algo en contra (eso, está bien, es parte de la secuencia en las redes). Pero el insulto dirigido, ya es parte de toda una estructura financiada para demoler, para humillar, para ofender y tratar de silenciarte. En esas acciones, la ultraizquierda y la caviarada han armado una segunda ola de trolls que son dirigidos por los mismos que con el Lagarto actuaban en manada, en jauría, con odio y resentimiento, con ignorancia y atrevimiento creciente.
Se financian “de nuestros impuestos”, es lo que se comenta con mayor creencia entre los ciudadanos que cansados de ver ese triste espectáculo, se convierten en silenciadores o bloqueadores de los “sin talento, pero con emolumento” estatal. Se reúnen en troll centers ubicados en la avenida Javier Prado, en los alrededores de la Plaza San Martín y por las cercanías del Ovalo de Santa Anita (la masa trolera, la rentada a cambio de guiones y manejando cada operador unas treinta cuentas sin rostro de verdad, solamente con rostro de golpe y suciedad verbal). Pero también existen trolls centers de pituqueada caviar en la Avenida del Ejército, por Dasso y en Jesús María, que son de grupos pequeños, de esos que salen a tomar café a San Antonio, Starbuck’s o algún lugar “sin los sudorosos del centro de Lima” (así les dicen ellos a sus camaradas del proletariado ajeno a la PUC, por ejemplo).
Y para remate de cuentas falsas, están los supremos habitantes de la izquierda de Monterrico y La Molina, de esa zona de Magdalena que ellos dicen que es “San Isidro”, de los alrededores de Miraflores como zona de fronteras –nuevos vecinos con salarios estatales-, y usuarios barranquinos que emigran desde Chorrillos y San Juan, pero no lo dicen porque les molesta eso del cambio. Bueno, son sus complejos de izquierda con Calvin Klein y Paco Rabane, Tommy y Guess, en fin.
A lo que iba, es que existen grupos de trolls y trolls centers bien aceitados que ahora usan la estrategia del “DM suave”, donde te dicen algo así como que te apoyan, pero no tanto, que vas bien pero mejor suavices el mensaje, que estás linda o que te ven guapa, te preguntan qué libros lees, adonde vas de fin de semana, qué te parece la solidaridad o la música andina, en fin, otra vez, en fin. Y con ese supuesto gancho pretenden usarte para bajes el volumen o para hacerte daño, lo más usual es lo segundo.
Así que alertas todos, mejor ni responder cuando te atacan, bloquea si deseas, siléncialos en todo caso, pero lo mejor…ignóralos, eso es lo mejor, porque si respondes, como son vagos a sueldo y ociosos rentados, cansan aun sabiendo que los has dejado en el piso o debajo del piso, de donde nunca debieron salir.