Las denominadas reformas políticas en el Perú, no reformaron nada, sino que deformaron lo que funcionaba en cierta manera “de regular para abajo”. Por eso, los inventores del desmadre que ahora vivimos (Vizcarra, Tuesta y la caviarada, sí, la mafia caviar en su conjunto) piden otra vez más reformas, dado que ya se han inscrito y se encuentran reconocidos como partidos políticos formales, cerca de treinta grupos que nadie ve en acción, salvo esporádicas apariciones, algunos gritos, fotos de almanaque o intentos de captación del interés ciudadano. Pero fallan en sus pocos esfuerzos y disfuerzos, porque no son instituciones políticas, porque carecen de dirigentes, no tienen líderes, son botes ahuecados en el mar de sus infortunios y desgracias y además, están ausentes de ideas, propuestas y doctrina que los distinga. Son mercaderes de la política actual, que a su vez, es el desprestigio envuelto en opciones electorales, nada más que eso, porque luego desaparecen tan rápido como cuando se presentaron a engañar a la ciudadanía y a muchos tontos que pagaron para ser “candidatos perdedores”.
Las cosas son sencillas cuando se quiere encontrar soluciones, en cambio se hacen muy complejas cuando se pretende seguir en lo mismo o terminar peor.
Miren dos ejemplos muy simples:
¿Qué requisitos deberían exigirse para ser Diputados o gobernadores regionales? Ser peruanos de nacimiento, mayores de 25 años de edad, carecer de antecedentes penales y judiciales condenatorios, residir y trabajar en su departamento o región más de diez años continuos y ser militante inscrito en su partido, con no menos de 5 años de afiliación verificable.
En este ejemplo, se requerirían partidos con vigencia (secuencia y frecuencia), con actividad, conocidos y reconocidos por los electores. Sería muy complicado ir saltando de partido en partido y de un departamento a otro (como algunos congresistas que ya nadie quiere en sus regiones y se vienen a Lima a usar su acción manipuladora desplazando a otros potenciales candidatos de su propia organización electoral).
¿Y para el Senado? Ser peruanos de nacimiento, mayores de 35 años de edad, carecer de antecedentes penales y judiciales condenatorios, residir y trabajar en su departamento o región más de veinte años continuos y ser militante inscrito en su partido, con no menos de 10 años de afiliación verificable.
Construir partidos, reconstruir instituciones políticas, esa es una solución, con ciudadanos, no con ladrones.