Los temas que ponen en el denominado debate nacional los medios de comunicación y los grupos de poder y de presión, no son los que interesan al país, así nos los repitan incansablemente las encuestadoras. Hablar ahora de “lo mismo de siempre” no nos hace estar en línea con lo que se requiere urgentemente como país y puede ser motor de solución de lo que llama a los políticos a estar pendientes de sus fechorías y futuros crímenes, porque ellos centran la atención en sus objetivos, no en los de los ciudadanos y sus familias.
Han centralizado el supuesto debate nacional en la inseguridad, delincuencia y corrupción. Pero, ¿Estamos bien en todo lo demás? ¿Qué es más importante? Vivienda, educación, salud, trabajo e infraestructura para el trabajo, ampliación de la base tributaria -para tener el dinero necesario para invertir- y así, muchos otros temas urgentes, que de atenderse cada uno en orden, evitarían el crecimiento desmedido de la delincuencia e inseguridad por efecto automático adicional a las medidas que se deben implementar (evidentemente con una buena educación se vencen paradigmas absurdos que relacionan poder y progreso con el delito y la corrupción; la población que se educa sólidamente, progresa y se desarrolla, emprende, crea, genera futuro, no corrompe ni se corrompe).
Veamos el panorama de forma integral en un país donde una familia recién llega a tener una vivienda propia a los 45 – 50 años (pagada por completo, sin deudas pendientes). Y es que no tenemos programas de acceso a la propiedad desde jóvenes, no existen capitales pro vivienda joven, como no hay una política pública de capital de trabajo inmediato desde jóvenes. Todo se posterga o se excluye a amplios sectores de la población, haciéndose larguísimo -por no decir imposible- el tener casa propia.
La mayoría de los que quieren ser “presidentes” no tienen discurso, agenda ni objetivos nacionales. Solamente se ponen a criticar a sus competidores. Así no se hace educación política electoral con los ciudadanos, sino que se asienta más “el rechazo a los dueños de la verdad”. Y por eso, no hablan de acceso a la vivienda (dignidad), no hablan de acceso a educación de calidad (dignidad), jamás hablan de impulsar emprendimientos propios que sean sostenibles en el tiempo (dignidad), no hablan de condiciones de vida e infraestructura de calidad (más y más dignidad). Sólo dicen frases populistas.
En consecuencia, hasta el momento, más allá de gritos y frases demagógicas, no hay propuestas, ni ideas, no se lee un Mensaje de Dignidad.
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