Ciudad del Vaticano (AICA): El drama del narcotráfico y sus consecuencias fue uno de los temas centrales que se trataron ayer por la tarde en el Aula del Sínodo. En presencia del Santo Padre, la 6ª Congregación general de la Asamblea Especial del Sínodo se celebró ayer con la participación de 180 padres sinodales, informó Vatican News.
En algunas zonas que componen la región panamazónica, los cultivos de coca pasaron de 12 mil a 23 mil hectáreas, con efectos devastadores debido al aumento de la delincuencia y a la alteración del equilibrio natural de un territorio cada vez más desertificado.
“Es necesario un reclamo a la conversión ecológica”: Que la Iglesia –se dijo en el aula– sea una voz profética para que el tema de la ecología integral entre en la agenda de los organismos internacionales”.
En este sentido, señalaron que la construcción de centrales hidroeléctricas, que conduce a la deforestación de grandes reservas ambientales ricas en biodiversidad, así como los incendios autorizados que destruyen millones de hectáreas de tierra, tienen un impacto muy fuerte sobre el ambiente de algunas regiones, alterando el ecosistema.
También se examinó el diálogo ecuménico, destacando la importancia de un camino común para la protección de los derechos de los pueblos indígenas, a menudo víctimas de la violencia, y de los territorios amazónicos destruidos por métodos de extracción depredadores o por cultivos venenosos.
La proclamación común del Evangelio puede ser “una manera de combatir estos horrendos crímenes”, apuntaron.
“Los cristianos –añadieron– no pueden permanecer en silencio ante la violencia y las injusticias sufridas por la Amazonía y sus pueblos: anunciar el amor de Dios en los rincones más remotos de la región significa denunciar todas las formas de opresión sobre la belleza de la Creación”.
La Amazonía es un lugar concreto –añadieron después– donde surgen muchos de los desafíos globales de nuestro tiempo, desafíos que nos afectan a todos.
Los sufrimientos de los pueblos amazónicos, de hecho, derivan de un modo de vida “imperial”, en el que la vida es considerada una “simple mercancía” y las desigualdades acaban siendo cada vez más notables. En cambio, los pueblos indígenas pueden ayudar a comprender la interconexión de las cosas: la cooperación mundial es “posible y urgente”, declararon los padres sinodales. +