Hasta el momento, tenemos en lista de espera -que desespera- más de cien auto nombrados “pre candidatos” a la presidencia de la República del Perú. Los hay como siempre, ignorantes, prontuariados, ángeles de maldad y diablos de perversión, buenas gentes y malas leches, académicos sin producción elogiable y chatarreros de cara acogotada, angustiados por el billete de posibles aportantes -vengan de donde vengan, no interesa- y felpudinis de cualquier tienda de campaña promiscua, militares de heroísmo que nadie conoce y cobardes de traiciones en registro de sus felonías… ¿has visto uno, o dos quizás, que valgan la pena como personas, como ejemplo de algo digno y en verdad edificante y de tener su apellido en forma limpia? Lo que debería ser normal, como la honestidad, gente sincera y honorable, peruanos con formación y educación destacada, no se evidencia hoy.
Más de cien pre candidatos presidenciales que pelearán por cuarenta y tres espacios nominales en cuarenta y tres partidos políticos fantasmas, que puedan quedar milagrosamente, si se hacen alianzas o acuerdos, en 25 o 30 candidaturas, es lo que ocurrirá, menos candidatos es imposible, porque la lotería electoral, el juego delictivo para gobernar es muy rentable hasta antes del día de las elecciones, ya que existe “costo previo, una inversión” para ser candidato a Senador, Diputado, gobernador regional, asambleísta regional, alcalde provincial, regidor provincial, alcalde distrital, regidor distrital… existen como catorce mil puestos de elección popular “que cuestan” si quieres ser considerado “candidato”. Y a mayor nivel, mayor pago.
¿A quién se le paga? A los dueños de los partidos, muchos de los cuales, ni son ni serán candidatos, o si lo van a ser, saben de hecho que perderán, que inclusive desaparecerán como partido, pero habiendo logrado inscribir a una organización política que tiene Licencia para llegar, por las malas o las más malas, a gobernar, se la juegan con el dinero de los ignorantes, imbéciles, ambiciosos, colegas, amigos, compadres, vecinos, cómplices, ponle el título que corresponde a cada uno de los que compran su ticket.
Estamos en un momento en el cual, el grado de perversión política y estupidez es “normal”. Se han cambiado los roles y ahora el ladrón es presidenciable y el ciudadano es condenable. El buen padre de familia es poco menos que un tarado y el sinvergüenza con varios “hogares” es un ejemplo a seguirse. Un asesino de Policías y un patán se hacen compadres para polemizar en las pantallas y luego se van a beber del mismo vaso de vanidad y odio. Todo al revés, hasta tu Voto.
Ni un solo partido político, ni uno, tiene estructura dirigencial de alcance y ubicación nacional, regional y local en forma completa, ni uno. Hacen y deshacen rostros en las ciudades capitales de departamento que visitan para dar la impresión de capacidad de movilización, pero eso es ocasional, anecdótico, porque NO representan nada como opción de alternancia en los gobiernos locales y regionales. Reúnen caudillos de cuadrillas de cogoteros y malvivientes, arrean gentes en calles que llenan de fanfarria maquillada y coreografías, NO tienen propuestas, ni ideas, ni líderes, ni dirigentes. Y será así cada semana en cada ciudad: las visitas de los culpables de siempre.
Pero, me preguntan: ¿Habrá Ricardo siquiera alguien por allí, una persona, o más de una, no importa de qué partido o grupo de interés que sea por lo menos “un No ladrón, un NO sinvergüenza” y que tenga capacidad de gobierno y liderazgo para el país que tenemos? No lo sé, en verdad, no lo veo aún, no lo sé, no se escucha, no se siente.
Lo que abunda es la porquería, la soberbia del petulante, la ignorancia del imbécil, la locuacidad del que se cree un semi dios en todo y salta al ruedo a dar clases de banalidad con su camiseta “yo o nadie”. ¿Pero candidatos? Mmm…
¿Y los que antes fueron candidatos y ahora dicen que pueden dejar de serlo en aras de un frente o alianza por la democracia? En ese ámbito, ¿Es posible pensar en alguien? Sí, eso sí es factible, coincidiendo en alguien a quien se le entregue un mandato, un plan de gobierno sostenible en el tiempo, un calendario de gestión y equipos de trabajo “limpios”.
La tarea es enorme, muy complicada y llena de dudas. Pero si se reconoce un liderazgo y ese candidato ejerce el liderazgo nacional, el futuro resulta viable. Tengamos en cuenta que no hay que buscar lo que no tenemos, sino reconocer lo que nos hace falta, para construir la respuesta inmediata.
¿Una sugerencia? No más momias (ustedes lo entienden).