Todo asesor del nivel que sea, y en cualquier trabajo donde se le haya contratado, debe tener a la verdad como criterio fundamental para que tenga sentido su asesoría.
La idoneidad de un asesor la da fundamentalmente su amor a la verdad, su honradez y trasparencia en el trabajo que está realizando. Antes de aceptar un contrato debe ver bien quién requiere su asesoramiento y para qué lo quiere.
Un asesor no puede aceptar asesorar a un delincuente para que siga delinquiendo o a personas que tienen como criterio una ideología errónea desde el punto de vista antropológico. En todo caso, para continuar con su trabajo, debe pedir una rectificación en los criterios que vayan contra el hombre o contra la sociedad.
Asesorías truchas
De acuerdo a estas consideraciones al terrorista se le puede asesorar solo para que deje el terrorismo, lo mismo que al delincuente. No se puede asesorar aceptando situaciones inmorales, mentiras, violencias que afecten a terceros, o cualquier ideología que denigre a la persona humana con la corrupción o el odio.
Rectitud de los asesores y de los asesorados
Los asesoramientos están para que las personas no se equivoquen y corrijan todo aquello que les puede llevar al error. La primera corrección recae sobre la persona misma. Cada persona necesita corregir su vida de acuerdo a la verdad. Para esto están los asesores.
Un asesoramiento sin la verdad sería trucho e indecente. Sería además una complicidad con el mal.
El asesor debe dar luces para que el asesorado vea si es correcta su conducta, sus actitudes y la dirección que debe tener su trabajo para el bien justo de todos.
Los asesoramientos truchos facilitan la continuidad de los caminos delincuenciales
Lamentablemente en el mundo de hoy hay asesorías para matar y para robar. Se enseñan estrategias para aplastar a otras personas, sacarlas del juego, e incluso eliminarlas.
Muchas asesorías políticas en la actualidad son contratadas para conseguir estrategias y ganar espacios, licitaciones o negocios, sin tener en cuenta la honradez y la honestidad de los procedimientos.
Buscan con descaro y cinismo extender una “legalidad” que es también trucha (falsa y mentirosa) pero que convenza a las grandes mayorías.
Son modos de actuar con procedimientos que están muy por encima del bien y del mal. Es un empeño en salir victoriosos, como sea, aunque el costo social sea muy grande.
Se asesora al que es responsable y educado
Cada persona necesita un asesor experimentado y capacitado, pero fundamentalmente bueno, para que el asesorado pueda realizar un trabajo adecuado y bien organizado en beneficio de personas o instituciones que lo requieran.
Toda persona necesita, antes de ser asesorada, tener una formación en virtudes humanas para que sus expresiones y la relación que tenga con los demás, se den en un nivel de credibilidad y aceptación, porque van acorde con el sentido común y la realidad de lo que se transmite o se propone.
Una persona bien formada en los aspectos morales y profesionales, que diga siempre la verdad, sea justa en sus apreciaciones y responsable en sus actos, inspira confianza y da seguridad.
Quien es responsable se presenta y acepta un trabajo cuando ve que tiene preparación para el mismo, y no lo acepta cuando ve que desconoce lo elemental, o que le falta preparación para llevarlo bien.
Las asesorías también sirven para encontrar personas idóneas para los cargos y para encontrar el sitio que debe tener cada persona. Con la ayuda de un asesor una persona aprende a situarse bien.