Ataque a la Catedral de Managua con bomba molotov

Siguen ataques a la Iglesia Catolica

Managua, Nicaragua, para #MinutoDigital Perú.- En un acto que el Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, calificó como “planificado con mucha calma” y un “acto de terrorismo”, fue atacada una capilla de la Catedral de Managua, en Nicaragua.

El atacante entró diciendo “vengo a la Sangre de Cristo”. Una trabajadora y un feligrés que estaban dentro de la capilla lanzaron la alarma por el incendio. Una testigo dijo que el atacante era una persona conocida.

La Arquidiócesis de Managua calificó el hecho como “un acto de sacrilegio y profanación totalmente condenable”. Añadió la jurisdicción que “debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”.

La imagen de la Sangre de Cristo, con 382 años de antigüedad quedó calcinada. “Con el calor, la mitad del rostro se desprendió, pero la imagen quedó calcinada; vamos a evaluar con calma porque es una imagen preciosa de más de 300 años”, dijo el Cardenal Arzobispo.

Vicepresidenta insinúa que la causa fueron las velas

La esposa del presidente de Nicaragua y vicepresidenta a su vez -Rosario Murillo-, sugirió que el incendio lo causaron “velas que encienden los feligreses”.

Al tiempo que urgía a bomberos y peritos de la Policía dieran pronto su dictamen, Murillo insistía en su tesis: “Lamentablemente no entendemos las personas que las velas hay que ponerlas a cierta distancia de las imágenes para que no se produzcan eventos como este”.

Segundo ataque en pocos días

Este es el segundo ataque a una iglesia nicaragüense en muy pocos días.

El pasado miércoles, la capilla de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro en Nindirí, Masaya fue profanada. No sólo los atacantes robaron custodia y copón del sagrario, regando por el suelo las hostias, sino que también destruyeron imágenes y quebraron bancas y otros mobiliarios, mostrando así que los movía un odio anticatólico.

Igualmente el pasado 25 de julio fue atacada la capilla de la parroquia Nuestro Señor de Veracruz, en Masaya. Allí se robaron micrófonos, cables, amplificadores, parlantes y las alcancías.

En comunicado firmado por Mons. Juan Abelardo Mata Guevara, Obispo de Estelí y Secretario General de Conferencia Episcopal de Nicaragua, el episcopado manifestó su solidaridad con el Cardenal Leopoldo Brenes por el atentado a la capilla de la Sangre de Cristo, en la catedral de Managua, ocurrido el pasado viernes, cuando un encapuchado entró a esa capilla y accionó una bomba molotov ocasionando gran afectación a una venerada imagen de Cristo de más de 300 años de antigüedad.

“Cristo seguirá alzándose como Maestro y Señor de la Historia, sobre cualquier estructura política, social, económica o ideológica que pretenda encumbrarse más alto”, expresa el comunicado.

“A partir del repudiable acto llevado a cabo el día viernes 31 de julio del corriente, contra Jesús Sacramentado y la antiquísima imagen de la Sangre de Cristo en la Catedral Metropolitana de la Arquidiócesis de Managua y compartiendo el profundo dolor que esto representa para el sentir religioso de todos los fieles nicaragüenses, reprobamos y rechazamos el acto violento y extremista, propio de un accionar terrorista, premeditado y planificado para ofender gravemente a nuestra fe en Jesucristo Redentor y la propia historia e identidad nicaragüense. A este hecho se suman otras profanaciones y sacrilegios, cometidos en las últimas semanas, en una serie de situaciones que pensamos, no son aisladas”, asegura el comunicado.

“Estamos conscientes -expresan también los obispos, que la Iglesia continuamente se verá rechazada por aquellos que no aceptan la Verdad que predica, no obstante, recurrir a la violencia para callar su voz profética no significará que dejemos de animar a nuestro pueblo a seguir realizando la misión evangelizadora que Cristo nos confió”.

“Dentro de la capilla no hay ninguna vela y tampoco tenemos cortinas. O sea que no podemos pensar que el incendio, entre comillas, puede ser ese [el origen]”, expresó el Cardenal Brenes el mismo viernes, quien ya había afirmado que el hecho era “un acto terrorista, un acto de amedrentar a la Iglesia en su misión evangelizadora”.

 

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