Nadie explica los riesgos y todo se complica, mientras los hacendosos dueños de la mentira, es decir, mientras los políticos y su círculo sinuoso de “friends” lanzan mensajes populistas y demagogia a diestra y siniestra, mientras en paralelo los trabajadores no ven lo evidente en su agonía económica y mientras de la misma forma, los medios de comunicación, tan o más decadentes cada día, buscan “escandalizar” a las masas para conseguir lectores y publicidad a sus reducidas arcas, ante el siguiente escenario: que muy pocos -frente a tantos-, subsistirán con Fondos de Pensiones que les brinden en un futuro, una pensión acorde a sus proyecciones, a su necesidad de complemento en la vida financiera y a la necesaria tranquilidad que debe representar “ese adicional” al de tener tu casa, tus hijos consolidados, un patrimonio sustentado y el buen nombre de tu obra y trabajo realizado honestamente.
Y es que hay fallas por muchos lados, es verdad, pero nos quedamos callados y permitimos que el silencio se convierta en dejadez e indiferencia, en vez de actitud de participación para que se nos escuche, se nos entienda y se hagan mejoras en todo el conjunto de la carrera hacia la jubilación, una tremenda maratón que tiene “vallas” en la ruta, ante las cuales los sistemas de pensiones nos dan ese maravilloso y extraordinario salvavidas que es la cobertura de sobrevivencia, un tema del que pocos saben, del que muchos pierden en percibirlo… y las unidades de información de las empresas y entidades del Estado responsables de su acción, no saben comunicar, informar, explicar y enseñar los caminos de acceso.
Es así que en la búsqueda de votos futuros y simpatizantes en proceso de conversión al activismo y la militancia, los populistas y los demagogos (que se parecen en algo, siendo unos peores que otros) se imaginaron entregando miles de millones de un dinero que no es suyo (de los políticos), a todos los aportantes a las AFP y a la ONP (Administradoras de Fondos de Pensiones, empresas privadas / Oficina de Normalización Previsional, empresa del Estado), imaginando a la vez, que los afiliados a las AFP y la ONP, en las siguientes elecciones les agradecerían -a los políticos- ese tontísimo proceso de disminución o extinción del ahorro previsional, gravísima responsabilidad de los gobiernos que durante la pandemia en especial, no generaron ni un solo Programa Especial de Estabilidad a las clases medias por ejemplo, empujando a millones a hundir sus economías familiares. ¿Por qué no hubo un Plan Reactiva Ciudadano?
Recuerdo que fuimos muy pocos los que sin oponernos a un Derecho Humano fundamental a la libre elección de efectuar con sus ahorros lo que deseen, advertimos que la posibilidad de un “derecho” al suicido financiero no existe y comenzamos a explicar los graves efectos de “secar” las alcancías, los ahorros, los Fondos AFP, que no son del Estado, ni de los gobiernos, ni del Congreso o de los periodistas alarmistas que venden pobreza como esperanza y más pobreza como futuro.
Es riesgoso decir la verdad, es un nuevo pecado que reemplaza al engaño y la mentira, que ahora son valores y virtudes de los políticos.
Estamos en horas nuevamente fatales, con cerca de cinco millones de peruanos con CERO en sus Fondos de Pensiones AFP (no tienen cobertura de sobrevivencia, no tendrán jubilación) y además, tres millones de peruanos con CERO posibilidades de alcanzar 20 años de aportes en la ONP y tener a la vez 65 años de edad (no tienen cobertura de sobrevivencia, no tendrán jubilación). Sin embargo, sabiéndose todo esto, los políticos van por dos nuevos ataques a la clase trabajadora en su conjunto, porque quieren -los políticos- que los peruanos no tengan pensión de jubilación (y no quieren que tampoco tengamos pensiones de invalidez, viudez, orfandad, para estudios universitarios, pensión para los padres, gastos de sepelio) y quieren que seamos militantes de la aceptación de una vida miserable.
Dura realidad para el país, perversa idea de los políticos.