Las reformas políticas en el país, no han servido de nada, las reformas electorales son un camino al caos y la anarquía, permitiendo que cualquier imbécil con dinero, delincuentes y corruptos con millones robados en su haber, pandillas completas de criminales y prontuariados, hasta oenegés violentas de las izquierdas del odio que promueven la subversión, puedan “armar cascarones partidarios de fachada” para participar en todos los procesos electorales en curso. Estamos por eso, a merced de la anarquía absoluta, donde los que dominan el poder de un lado, hacen negocios o guerras con los que dominan el poder desde el otro lado. Nos hemos vuelto espectadores de la vida en destrucción contínua y a veces, hasta aplaudimos eso.
Hoy en día, “varios” autonombrados candidatos recalientan motores de vehículos delictivos… pero están sin frenos, sin combustible, sin carrocería, sin llantas y sin espejo retrovisor. Sin embargo, tienen dinero y los apoyan medios de comunicación que están jugando a ver quién chapa popularidad y se las juega por sus financistas. Es decir, se cuentan -hasta el momento- “veintiseis grupos reconocidos por el JNE Jurado Nacional de Elecciones” que piensan, también hasta el momento, que podrían ser favorecidos con alguna sorpresa en la próxima campaña presidencial para “dar el salto de la nada, hacia algo” y de allí, a estar en la segunda vuelta o repechaje.
Adicionalmente, unas tres decenas de “prestigiados y encumbrados” por ellos mismos, creen que los van contratar como candidatos presidenciales. Es el juego de la oferta excesiva, a bajo precio, sin moral; y es el “apostemos por alguien” de la demanda selectiva: solo ladrones, solo imbéciles, solo manipulables.
Ni una sola colectividad política está haciendo un constante trabajo de formación dirigencial, educación en temas de gobierno, formación en ideas. ¿Tienen doctrina o son populistas y demagogos nada mas?
No ven todos ellos, que un proceso electoral es parte de una escuela permanente de ciudadanía y que en sus organizaciones reside la extraordinaria oportunidad de reconstruir un camino de civilidad que se ha perdido a lo largo del tiempo. No, les interesa ver si juntan un dinero y una mancha de gentes, que pinten muros por las carreteras, que hagan propaganda (y ataques, denuestos, agresiones verbales, discursos de odio) y que esperen a ver si impactan con algo o con alguien para que la gente haga eco de su existencia y estén en el baile de los que nadie quiere ver gobernar.
Allí están, ilusionados en que si un imbécil pudo llegar, un ladrón pudo gobernar, otro inepto se sentó en palacio cinco años y otro coimero, y otro hipócrita y otro de la misma o peor calaña fueron elegidos, es hora de uno igual o peor, para que siga la decadencia. Entonces ¿Porqué no renovar la criminalidad de la politica peruana con ellos?
¿Y no hay gente buena dispuesta a dar la pelea? Prácticamente cualquier noble esfuerzo ciudadano se podría estimular, pero se tendría que enfrentar a diez, veinte y hasta treinta organizaciones electoreras, criminales, que tienen en muchos medios de comunicación y oenegés pro corrupción, su apalancamiento y su fuente de poder y presión (el servicio de inteligencia paralelo).
“Pero insisto Ricardo”, me dicen:
¿No se puede hacer algo, no podemos unirnos los que no somos ladrones ni corruptos, los que no venimos de la izquierda del odio y la corrupción? La verdad, a esta hora no lo sé, porque los que más nos dividimos, somos los que más unidos deberíamos estar.