Hace unos años se empleaba el término “Avatar” para dar a entender los trajines y complicaciones que se encontraban en lo que se quería sacar adelante y nos impedía avanzar.
Hoy el término “Avatar” hace referencia fundamentalmente a las dos películas taquilleras de James Cameron que destacan más por los efectos especiales que por el mensaje. Sin embargo James Cameron pretende darle un espaldarazo a la anti discriminación de acuerdo a los lineamientos del transhumanismo contemporáneo.
Cuando éramos chicos nos enseñaban con el cine que los blancos, de buena pinta, eran los buenos y que los indios eran los malos. Ahora James Cameron da un giro de 180 grados y dentro del esquema filosófico del New Age, presenta a los humanos como los malos y a los Navi, mitad humanos y animales, como los buenos.
El panteísmo del siglo XXI
Es una película más de ciencia-ficción, de fondo panteísta y ecologista, que expulsa al hombre de sus filas, a favor de unos seres extraterrestres, de una naturaleza pura, que no tienen las tristes limitaciones del ser humano que, según la película, parece irreconciliable.
El éxito de este film está en la tecnología de punta y en el deseo del hombre actual que, influido por el relativismo, quiere escaparse de la realidad dura del sacrificio y el dolor para sumergirse en un paraíso natural, que no es precisamente el cielo de la Revelación cristiana, sino una especie de refugio (paraiso ideal) al que se podría llegar sin hacer mayores méritos, solo con el deseo y la imaginación.
Se presenta la cultura de los Navi como un naturalismo religioso superior a la cultura humana y a la revelación cristiana. Se trataría de una nueva modalidad del New age con bastante colorido y atractivo que rechaza a los seres humanos por ser ambiciosos, crueles y despóticos, prefiriendo, por contraste, a los Navi que seres buenos y superiores, tan solo por el hecho de ser primitivos y naturales.
En la exaltación de lo natural surge la apología que defiende a los primitivos, (de la cultura Navi), en contra de los colonizadores (seres humanos con recursos técnicos poderosos). El fondo de la argumentación recuerda el manido ataque a la Iglesia, propagado por las leyendas negras, que acusan al catolicismo de exageraciones y maltratos por querer obligar que la gente viva las exigencias de la religión.
Avatar anima a huir de la realidad en nombre de la libertad, hacia un mundo mejor que existe solo en la imaginación y que no podría ser más que una utopía.
Un naturalismo sin Dios
No busca la transformación del mundo sino huir de éste para encontrar otro distinto, porque, según ellos, es mejor renunciar a esta vida, que vivir como un deficiente. En toda la película hay un pesimismo antropológico considerable. En el nuevo mundo se reza a la naturaleza como si fuera ella misma una diosa, (panteísmo).
En la segunda versión del 2022 Cameron introduce algunos valores humanos que le dan a la película una mayor profundidad, como por ejemplo, la defensa de la familia, pero sin salir de los esquemas del naturalismo contemporáneo que une el new age a la mentalidad relativista que está extendida por todo el mundo y que facilita que las ideologías anti cristianas confundan a las personas.
En ambas películas la argumentación no tiene mayor profundidad, es bastante superficial y muy atractiva para las personas sentimentales, que aceptan sin más lo que les parece atractivo y fácil que lo racional y coherente. Toda la película no es más que un cuento fantástico muy bien contado que tiene un final feliz. Como película de ficción es extraordinaria, pero hay que advertir que puede confundir al que no tiene una buena preparación o formación doctrinal.
Avatar es una película dirigida al hombre relativista que se quiere escapar de la dura realidad del mundo donde hay malvados y se sufre mucho, para llegar a un lugar maravilloso, Pandora, un paraíso donde encontrará seres tanquam tabula rasa, primitivos y por lo tanto buenos, porque no han sido envenenados por la “cultura” que hay en el mundo, que hace malos a los seres humanos.
La película es una defensa al ingenuo mito del buen salvaje, que hoy vuelve a difundirse en nuestro continente con una carga política cada día más grande.
El error antropológico está en el desconocimiento de la naturaleza humana dañada por el pecado y en no admitir que la salida que el hombre tiene para liberarse de ese mal está en la gracia de Dios, que lo cura y eleva, para que pueda llegar a sus metas como persona. No existe ningún hombre sin pecado original.