El escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. Si bien se dio inicio al ciclo de normalización de la política monetaria en EE. UU., se ha elevado la incertidumbre asociada a las tensiones geopolíticas a nivel global y al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales en EE. UU. Además, persisten algunos focos de riesgo externo como la elevada valoración de activos financieros, la persistencia de las tasas de interés de largo plazo en niveles altos y el elevado endeudamiento soberano y corporativo a nivel global.
En lo interno, reducciones de la Tasa de Política Monetaria (TPM), se han traspasado a las tasas de mercado de corto plazo. Las tasas de largo plazo continúan elevadas, influenciadas tanto por las condiciones de los mercados externos como por la menor profundidad del mercado de capitales local. El proceso de normalización de los indicadores financieros de las empresas ha continuado, con rezago en firmas de menor tamaño, de los sectores inmobiliario, construcción y comercio y las que obtuvieron créditos Fogape durante la pandemia, lo que ha elevado el impago.
La situación financiera de los hogares también ha seguido mejorando, aunque la posición financiera neta continúa por debajo de los niveles prepandemia. La banca local cuenta con provisiones, garantías y capital suficiente para enfrentar eventos adversos. El sistema bancario ha fortalecido su base de capital en el proceso de implementación de las exigencias de Basilea III y cuenta con colchones de capital que contribuyen a aumentar la resiliencia para sostener la provisión de crédito ante la materialización de riesgos sistémicos. Entre los próximos desafíos, deberá continuar gestionando el aumento del riesgo de crédito de su cartera y continuar su preparación para la plena convergencia a Basilea III. Ante un entorno macrofinanciero externo complejo, es crucial contar con un mercado financiero más profundo que permita enfrentar eventos adversos.
SITUACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO
La reducción de la inflación a nivel global ha permitido a las principales economías comenzar el proceso de normalización de la política monetaria, lo que ha reducido las tasas de interés de corto plazo. En particular, en septiembre la Reserva Federal (Fed) dio inicio al ciclo de recortes de la Fed Funds Rate (FFR) y acumula bajas por 75pb, hasta el rango de 4,5-4,75%. Para el resto del año, las expectativas de mercado apuntan a una rebaja adicional de 25pb. Los datos de actividad en EE. UU. han afianzado la idea de un soft landing para esta economía como el escenario central. No obstante, se mantiene la incertidumbre respecto al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales en EE. UU. y sus efectos en la inflación futura y en el ritmo de normalización de política monetaria, lo que ha fortalecido al dólar en lo reciente. En Europa, el Banco Central Europeo redujo sus tasas de referencia en 110pb, mientras que el Banco de Inglaterra lo hizo en 50pb desde abril. En este contexto, las tasas de interés de mercado a dos años disminuyeron, desde el IEF anterior, cerca de 60pb en promedio para las economías avanzadas, y en torno a 40pb para las economías emergentes.
Las preocupaciones respecto a la deuda pública y privada a nivel global continúan presentes, lo que, sumado a presiones por mayor gasto público mantienen a las tasas largas en valores elevados. Medida como porcentaje del PIB, la deuda pública y privada ha continuado aumentando a nivel global. En los últimos años, este incremento ha sido liderado por EE. UU. y China. Por su parte, diversos factores, tanto de corto como de mediano plazo, continuarán presionando al alza el gasto público en los próximos años. En particular, las tensiones geopolíticas, que se han intensificado en últimos meses, en parte, por la evolución del conflicto en Medio Oriente, podrían gatillar mayores gastos en defensa. A lo anterior, se suma la necesidad de financiar gastos estructurales como la inversión necesaria para enfrentar la transición climática.
La valoración de activos financieros a nivel global continúa elevada. En este contexto, se han observado episodios de alta volatilidad, reflejando que los riesgos de reversión se mantienen. Desde mayo, los mercados bursátiles globales han registrado ganancias por más del 10%. No obstante, a comienzos de agosto, datos de empleo en EE. UU. y el alza de tasas en Japón gatillaron una corrección transitoria en los precios financieros, dando cuenta de una alta sensibilidad de los mercados frente a indicios de posibles cambios en el ciclo mundial. Por su parte, otros activos financieros también reflejan un mayor apetito por riesgo, así, los spreads corporativos high yield en Estados Unidos y la Zona Euro han disminuido 87pb en promedio. Mientras, los spreads corporativos de economías emergentes lo han hecho en torno a 20pb.
A nivel local, las tasas de interés de corto plazo han continuado reduciéndose, mientras, las tasas de largo plazo permanecen elevadas, en línea con los mercados externos. Las reducciones de la TPM se han traspasado a las tasas de interés de corto plazo. Desde sus valores máximos, en el más reciente ciclo de contractividad monetaria, las tasas de interés para los créditos comerciales y de consumo han caído en torno a 700 y 600pb respectivamente. Desde el último IEF, los indicadores de riesgo local se mantuvieron sin cambios significativos. Así, el riesgo soberano se mantuvo estable; el indicador de estrés se redujo; y el índice de incertidumbre y la volatilidad de precios de activos no mostraron cambios relevantes. Las tasas de bonos soberanos presentaron descensos desde el IEF anterior, aunque se mantienen en niveles altos desde una perspectiva histórica. Lo mismo ocurre con las tasas y spreads de bonos corporativos. Las emisiones locales de bonos han tenido como fin principal renovar y adelantar próximos vencimientos calendarizados para el año, en un mercado en que aún se aprecia bajo dinamismo comparado con el periodo previo a la pandemia.
La evolución de los indicadores financieros de las empresas exhibe heterogeneidad, con una recuperación entre las empresas grandes, que contrasta con el rezago en las de menor tamaño y de sectores más vulnerables. Las menores tasas de los créditos comerciales han aliviado la carga financiera y las condiciones de refinanciamiento de corto plazo. El margen operacional, el endeudamiento y la carga financiera de las grandes empresas han mejorado en comparación al Informe anterior. Sin embargo, persiste el rezago en los indicadores financieros de las firmas de menor tamaño, de los sectores inmobiliario, construcción y comercio y también de aquellas que obtuvieron créditos Fogape durante la pandemia. Las empresas pertenecientes a estos grupos siguen concentrando el aumento del impago, a la vez que la banca ha tendido a reducir su exposición a ellas.
El endeudamiento agregado de las empresas se mantuvo estable al segundo trimestre de 2024, aunque con cambios en su composición. En particular, un menor dinamismo del crédito bancario local fue compensado por una mayor deuda externa en empresas de mayor tamaño, asociada a IED, nuevas emisiones de bonos externos y un aumento en la valoración de sus deudas en moneda extranjera por la depreciación del peso. El sector inmobiliario residencial continúa rezagado respecto del resto de la economía. Las tasas de financiamiento de largo plazo permanecen elevadas; las ventas continúan en niveles bajos; y el stock de viviendas terminadas sigue alto. Por otra parte, los precios de las viviendas se han mantenido estables en los últimos trimestres. En el sector no residencial la situación de las oficinas permanece similar al Informe anterior, con alta vacancia y precios bajos en perspectiva histórica. El grado de interconexión de este sector con el resto de la economía y con el sector financiero, releva la importancia de continuar su monitoreo.
El sector inmobiliario residencial continúa rezagado respecto del resto de la economía. Las tasas de financiamiento de largo plazo permanecen elevadas; las ventas continúan en niveles bajos; y el stock de viviendas terminadas sigue alto. Por otra parte, los precios de las viviendas se han mantenido estables en los últimos trimestres. En el sector no residencial la situación de las oficinas permanece similar al Informe anterior, con alta vacancia y precios bajos en perspectiva histórica. El grado de interconexión de este sector con el resto de la economía y con el sector financiero, releva la importancia de continuar su monitoreo.
La situación financiera de los hogares ha continuado mejorando, aunque su posición financiera neta continúa por debajo de los niveles prepandemia. El ingreso real de los hogares ha continuado aumentando, en tanto que el consumo ha mostrado menor dinamismo, lo que ha permitido incrementar el ahorro. Las tasas de interés de los créditos de consumo se redujeron de forma transversal, para distintos niveles de riesgo crediticio y de ingreso. En los créditos hipotecarios, las tasas de interés se mantienen por sobre su promedio histórico, en línea con las tasas de mercado de largo plazo. El endeudamiento se ha mantenido estable y la carga financiera ha disminuido, especialmente en los quintiles de menores ingresos y en deudas de menor plazo. El impago en el segmento de consumo se redujo, mientras que en el hipotecario aumentó. No obstante, este último continúa por debajo de los niveles.
Las proyecciones oficiales indican que la deuda pública se mantendrá bajo el nivel que la autoridad ha definido como prudente en el período 2025-2029. En los últimos quince años, se observó un deterioro en la posición fiscal, con un incremento de la deuda bruta desde 6 a 40% del PIB. Hacia adelante, el Consejo Fiscal Autónomo ha advertido que existen riesgos para su consolidación en los niveles que la autoridad fiscal ha declarado como objetivo, en la medida que requiere un comportamiento exigente para los ingresos y gastos. Mantener un endeudamiento soberano sostenible, aumenta la capacidad de la economía de mitigar el impacto de futuros shocks y mejora la percepción de riesgos sobre la economía local, permitiendo que los agentes locales dispongan de mejor acceso al financiamiento externo e interno a un menor costo.
La banca cuenta con niveles adecuados de provisiones y capital para enfrentar los mayores niveles de impago. El sistema bancario ha fortalecido su posición de solvencia producto del proceso de convergencia a Basilea III, y cuenta con colchones de capital, incluyendo el requerimiento de capital contracíclico (RCC), que contribuyen a fortalecer la resiliencia para sostener la provisión de crédito ante la eventual materialización de riesgos sistémicos. La rentabilidad de la banca se mantiene en torno a su promedio histórico, con una mayor incidencia de los márgenes de intereses que se han recuperado. La banca se mantiene con niveles adecuados de liquidez y fondeo estable de largo plazo. Entre los próximos desafíos, la banca deberá continuar gestionando el aumento del riesgo de crédito de la cartera y su preparación para la plena convergencia a Basilea III hacia fines de 2025.
DESARROLLOS DE REGULACIÓN FINANCIERA
Tanto a nivel internacional como local se ha continuado avanzando en la implementación de políticas que fortalecen la estabilidad financiera, principalmente, a través de la implementación final de los estándares de Basilea III. A nivel local, la entrada en vigor de los estándares de Basilea III sigue su calendario de aplicación gradual. A fines del presente año una fracción mayoritaria de los requerimientos se encontrará en régimen, alcanzándose la plena convergencia en diciembre de 2025 cuando estén totalmente aplicados los cargos sistémicos y algunas deducciones a los requerimientos de capital. En el caso del RCC y de cargos de capital por Pilar 2, se trata de requerimientos variables sujetos a los marcos de implementación y decisiones del BCCh y CMF, respectivamente. Los desafíos en la coordinación de objetivos macro y micro prudenciales vinculados a estos componentes variables fueron analizados en profundidad en la reunión del Financial Stability Board (FSB) organizada por el BCCh en Santiago y que contó con la participación de expertos internacionales.
Iniciativas de política financiera por parte del BCCh y cuerpos legales recientemente aprobados en el Congreso, que buscan fortalecer el desarrollo de mercado y el acceso y manejo de datos para la provisión de servicios financieros, van en la dirección de fortalecer la estabilidad del sistema financiero local. En el marco de la implementación de la Ley de Resiliencia, el BCCh contó con la asistencia técnica del Fondo Monetario Internacional para el desarrollo de una agenda que busca fortalecer la gestión de liquidez del sistema financiero y desarrollar el mercado de repos. La reciente aprobación de la ley que crea un registro consolidado de deuda representa un avance significativo para el mercado financiero, al permitir una mejor evaluación de la capacidad de crédito de las personas. Lo anterior, fortalecerá la administración de riesgos de los oferentes de crédito, la labor de regulación y supervisión financiera y monitoreo del endeudamiento para fines de estabilidad financiera. Por su parte, la aprobación de la nueva Ley de protección de datos personales permite cerrar brechas respecto de los estándares internacionales en esta materia, y fortalece los resguardos en el tratamiento de datos, elemento central en la provisión de servicios financieros.
PRINCIPALES RIESGOS
Los riesgos del escenario externo continúan siendo la principal preocupación para la estabilidad financiera local. Los elevados niveles de deuda pública y privada en el mundo, junto con altos déficits fiscales, continúan siendo materia de preocupación, y han contribuido a presionar al alza las tasas de interés de largo plazo. Esto ocurre en un contexto de elevada valoración de activos financieros, lo que representa una vulnerabilidad frente a cambios abruptos en el apetito por riesgo global. Todo lo anterior contribuye a mantener elevado el riesgo de una salida abrupta de capitales desde economías emergentes que depreciaría sus monedas y elevaría los costos de financiamiento. Por su parte, a nivel global, las Instituciones Financieras no Bancarias siguen siendo fuente de especial atención, dado su rápido crecimiento en intermediación financiera, mientras se mantienen brechas sobre la información de sus interconexiones con el resto del sistema financiero. A nivel local, la profundidad del mercado financiero continúa en niveles bajos en perspectiva histórica, lo que aumenta la exposición a los desarrollos globales, sobre todo ante reversiones abruptas en los precios financieros.
Las tensiones geopolíticas se han intensificado en los últimos meses, lo que podría tener efectos negativos sobre la estabilidad financiera. Una intensificación de conflictos geopolíticos podría afectar a instituciones bancarias y no bancarias, principalmente, a través del canal financiero. Esto podría ocurrir frente a mayores perspectivas de gasto público en defensa, un aumento en la incertidumbre o en la aversión al riesgo, resultando en condiciones financieras menos favorables.
Adicionalmente, se podrían observar impactos a través del canal real, como, por ejemplo, en caso de implementarse políticas comerciales de carácter proteccionista que generen aumentos en las restricciones al comercio o disrupciones en la cadena de suministros y en el mercado de los commodities. Escenarios como éstos presionarían la inflación y las tasas de interés a nivel global, con potenciales consecuencias sobre la estabilidad financiera.
Un escenario en que se estrechen las condiciones de financiamiento externo repercutiría sobre los agentes locales, aumentando el riesgo de incumplimiento de empresas y hogares, en particular de grupos identificados como más vulnerables. Con todo, los ejercicios de tensión para empresas y hogares indican que la deuda en riesgo de los usuarios de crédito se mantiene sin mayores cambios respecto del Informe anterior. El balance de riesgos de las empresas es similar al del Informe anterior, por un menor endeudamiento combinado con un mayor impago efectivo. Los resultados bajo el escenario estresado también son similares a los de mayo. El shock de mayores tasas largas tendría el mayor efecto reduciendo su capacidad de pago futura, en tanto de menor magnitud sería el efecto de una disminución de ventas. En el sector inmobiliario, si bien un ajuste significativo a la baja en valor de los activos constituye un factor de riesgo, la regulación prudencial permitiría mitigar sus efectos sobre el sistema financiero. En el caso de las personas, el balance de riesgos es levemente mejor que hace algunos meses, toda vez que las tasas de interés de corto plazo han ido en descenso, y el impago en consumo se redujo, compensando el aumento en la mora hipotecaria. El resultado del ejercicio de tensión es similar al del Informe anterior, siendo la trayectoria de tasas de interés, pérdida de ingreso laboral y la indexación los principales determinantes del riesgo de crédito bajo el escenario estresado.
Los ejercicios de tensión dan cuenta que la banca local se mantiene solvente ante un shock severo. Conforme ha avanzado el proceso de implementación de Basilea III, los bancos han fortalecido sus bases de capital, mediante capitalizaciones y emisiones de bonos perpetuos. Así, los resultados del ejercicio de tensión muestran que el sistema bancario permanece con niveles adecuados de liquidez, provisiones y capital para mantenerse solvente frente a escenarios de tensión severos, considerando los requerimientos de capital a diciembre de 2024.
En este contexto, la banca ha construido colchones de capital adicionales que refuerzan su capacidad de amortiguación de shocks, disponibles para ser consumidos en momentos de tensión financiera. Al realizar el ejercicio de tensión considerando una métrica más exigente de capital, es decir, con Capital Básico (CET1), la banca se mantiene solvente, con algunos bancos que harían uso parcial del colchón regulatorio contemplado para estos efectos. Conforme continúe el proceso hasta la plena implementación de Basilea III, el sistema bancario deberá seguir fortaleciendo sus bases de capital.
La situación macrofinanciera externa releva la importancia de contar con un sistema financiero profundo que permita enfrentar situaciones adversas. A nivel local, la profundidad de mercado continúa por debajo de su nivel previo a la pandemia, lo que ha reducido la capacidad de la economía para amortiguar shocks externos. Así, es importante impulsar iniciativas que fortalezcan el desarrollo del mercado financiero.
El Consejo ha decidido mantener el RCC en un nivel de 0,5% de los activos ponderados por riesgo (APR), tal y como está vigente desde mayo pasado. Este nivel se estima acorde a las condiciones macrofinancieras y de riesgo que enfrenta el sistema financiero según el escenario descrito en el IEF de noviembre 2024. Lo anterior, releva la importancia de contar con un colchón de capital previamente constituido por parte de la banca, que pueda ser liberado al concretarse un evento de estrés financiero, lo que ayudaría a mitigar sus impactos en la provisión del crédito a hogares y empresas.
El BCCh ha actualizado su marco de política de RCC reforzando las consideraciones de resiliencia del sistema bancario para su toma de decisión, incorporando la definición de un nivel neutral positivo de 1% de los APR, que se alcanzará gradualmente una vez concluida la plena convergencia a Basilea III y en la medida que las condiciones macrofinancieras lo permitan.