De acuerdo con la Constitución Política, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) es una entidad pública autónoma, cuya finalidad es preservar la estabilidad monetaria. Sus principales funciones son regular la moneda y el crédito, administrar las reservas internacionales, emitir billetes y monedas e informar sobre el estado de las finanzas nacionales.
Para el cumplimiento de esta finalidad, el BCRP sigue una política de Metas Explícitas de Inflación. La meta de inflación (un rango entre 1 y 3 por ciento) busca anclar las expectativas de inflación en un nivel similar al de las economías desarrolladas y establecer un compromiso permanente con la estabilidad de la moneda.
Dentro de un cronograma anunciado, el Directorio del BCRP decide todos los meses desde 2003, el nivel de la tasa de interés de referencia para el mercado de préstamos interbancarios. Esta tasa de interés es la meta operativa de la política monetaria, la cual afecta con rezagos, y por distintos canales, a la tasa de inflación. Por ello, esta tasa de interés se determina con base a proyecciones de la inflación y sus determinantes.
La inflación puede desviarse transitoriamente fuera del rango meta debido a la presencia de choques que pueden afectar temporalmente a la oferta de bienes y servicios. Cabe precisar además que la efectividad de la política monetaria se evalúa en términos del éxito en mantener las expectativas de inflación dentro del rango meta, y retornar a dicho rango en un horizonte de tiempo razonable si es que se ha registrado desvíos del mismo por algún choque a la economía.
Adicionalmente, el BCRP ejecuta medidas preventivas para resguardar la estabilidad macrofinanciera y preservar así los mecanismos de transmisión de la política monetaria. De esta manera, la tasa de interés de referencia se complementa con el uso de otros instrumentos de política monetaria, como por ejemplo operaciones de inyección y esterilización, encajes e intervención cambiaria, para asegurar el correcto funcionamiento de los mercados, reducir la volatilidad excesiva del tipo de cambio, y evitar variaciones significativas en el volumen y composición, por monedas y plazos, del crédito del sistema financiero.
El Reporte de Inflación fue aprobado en sesión del Directorio del 12 de setiembre de 2024 e incluye las proyecciones macroeconómicas para el periodo 2024-2025, que sustentan las decisiones de política monetaria del BCRP, así como los factores de riesgo que puedan desviar estas proyecciones.
La difusión del próximo Reporte de Inflación será el viernes 20 de diciembre de 2024.
Resumen
La mayoría de las economías desarrolladas registraron una tasa de crecimiento del PBI mayor a la prevista durante el segundo trimestre y se mantienen las perspectivas de un soft landing en Estados Unidos, con un crecimiento más moderado y una tasa de inflación decreciente transitando el último tramo hacia su meta. En general, el proceso de desaceleración de la inflación global mantuvo su curso y, con ello, continuó la flexibilización de la política monetaria en los países en desarrollo y se inició en las economías desarrolladas. Por su parte, China ha moderado su crecimiento económico. En este contexto, se proyecta que la economía mundial crezca 3,0 por ciento en 2024 y que acelere ligeramente su expansión a 3,1 por ciento en 2025, en un entorno de menor inflación y menores tasas de interés.
El entorno internacional se mantiene favorable a la economía de nuestro país. Los términos de intercambio subieron un 12,5 por ciento interanual en el segundo trimestre de 2024 debido en gran parte a un aumento de los precios de los minerales, favorecidos a su vez por una menor oferta mundial, indicadores positivos de demanda, depreciación del dólar y mayor demanda por oro y plata. Se revisa a la baja, respecto al Reporte previo, el crecimiento esperado de los términos de intercambio de 2024 y 2025, desde 8,8 a 7,8 por ciento, y de 1,4 a 0,5 por ciento, respectivamente. Esta revisión toma en cuenta la cotización de metales básicos en los mercados de futuros en lo que va del tercer trimestre, en respuesta a la menor demanda proveniente de China y al aumento de los excedentes de oferta.
La posición de la balanza de pagos ha continuado fortaleciendo su posición sólida. El superávit anualizado en cuenta corriente pasó de 0,8 por ciento del PBI en 2023 a 1,7 por ciento al segundo trimestre de 2024.
Esta evolución reflejó:
- una caída de los precios de importación;
- menores utilidades de empresas de capitales extranjeros;
- expansión del flujo de remesas, por la evolución favorable del empleo en Estados Unidos; y
- la recuperación en la entrada de turistas extranjeros al país, así como la caída del precio de fletes, factores que disminuyeron el déficit por servicios de transporte.
Se prevé que el superávit en cuenta corriente se ubique en 1,6 por ciento del PBI en 2024 y se reduzca a 0,8 por ciento en 2025. La reducción del superávit en 2025 se explica por la recuperación de las utilidades de empresas con capitales extranjeros, en línea con la proyección de la producción local, del precio de minerales y de los costos de producción.
La actividad económica nacional aceleró su tasa de expansión de 1,4 por ciento interanual en el primer trimestre de 2024 a 3,6 por ciento en el segundo trimestre. Las mejores condiciones climáticas y el aumento de los ingresos reales tras la disminución de la inflación impulsaron la confianza de los agentes de la economía, lo que favoreció el consumo privado. Asimismo, la inversión pública continuó creciendo a tasas de dos dígitos.
Se espera que el PBI crezca 3,1 por ciento en 2024, proyección igual a la estimada en el Reporte de Inflación anterior.
La recuperación respecto al año previo se sustentará, por un lado, en el avance de los sectores agropecuario, pesca y su manufactura asociada, debido a la normalización de las condiciones climáticas, al revertirse las anomalías observadas en 2023.
El avance de los sectores no primarios se sustentará en el mayor dinamismo esperado del consumo y la inversión privada en el segundo semestre del año, que reflejarán el aumento de los ingresos reales, por la recuperación del empleo y la disponibilidad de ahorros de las AFP y CTS, y el incremento de la confianza de los agentes económicos, en un contexto favorable de estabilidad sociopolítica y de precios.
Así, el mayor dinamismo del consumo privado se reflejará en un avance de la manufactura no primaria, el comercio y los servicios; mientras que la inversión privada, en conjunto con la del sector público, impulsará la construcción.
Se estima que el producto crecerá a una tasa de 3,0 por ciento en 2025, proyección que considera condiciones climáticas normales, el inicio de la ejecución de algunos proyectos mineros y de infraestructura, en un entorno que favorezca la continua recuperación del gasto privado.
El déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses subió de 2,8 a 4,0 por ciento del PBI entre diciembre de 2023 y agosto de 2024, debido principalmente a la contracción de los ingresos corrientes, afectados por la reducción de los coeficientes de pago a cuenta del impuesto a la renta, y, en menor medida, por el alto crecimiento de la inversión pública.
También influyeron en este aumento del déficit las medidas tributarias (0,1 por ciento del PBI) y de mayor gasto corriente (0,3 por ciento) aprobadas en los últimos años, así como el déficit primario de Petroperú (0,2 por ciento).
Hacia adelante se proyecta el inicio de la consolidación fiscal considerando:
- mayores ingresos fiscales por recuperación de la actividad económica y precios de minerales más altos (incluyendo el efecto rezagado de ambas variables);
- ingresos extraordinarios más elevados, sobre todo por renta en 2025;
- un manejo cauteloso de la política tributaria y del gasto público; y
- una mejor gestión de las empresas públicas (Petroperú).
Bajo estos supuestos, el déficit fiscal acumulado de los últimos 12 meses pasaría de 4,0 por ciento del PBI en agosto a 3,3 por ciento a fines de 2024 y 2,0 por ciento en 2025, coadyuvando a que Perú se mantenga como una de las economías con menor deuda pública en la región.
Se prevé que la deuda neta de activos financieros del Sector Público No Financiero aumente de 22,5 a 25,5 por ciento del PBI entre 2023 y 2025. En tanto, se proyecta que la deuda bruta pase de 32,9 a 33,1 por ciento del PBI durante el mismo periodo.
La diferencia entre el aumento de la deuda bruta y neta obedece al supuesto de un menor saldo de depósitos del sector público como porcentaje del PBI.
El BCRP continuó con la flexibilización de la política monetaria iniciada en setiembre de 2023, con recortes de 25 puntos básicos en la tasa de interés de referencia. Estas reducciones fueron consecutivas hasta febrero de 2024, se realizaron pausas en los meses de marzo, junio y julio, y se realizaron dos recortes adicionales en agosto y setiembre.
Como resultado, la tasa de interés se ubicó en 5,25 por ciento al cierre de este Reporte de Inflación y acumuló una reducción de 250 puntos básicos.
En el último comunicado se especificó que la decisión no necesariamente implica recortes sucesivos y se reiteró, al igual que en comunicados anteriores, que futuros ajustes en la tasa de interés de referencia estarán condicionados a la nueva información sobre la inflación y sus determinantes, en Reporte de Inflación. Setiembre 2024 9 particular la evolución de la inflación subyacente, expectativas de inflación y actividad económica.
Las tasas de interés en moneda nacional continuaron evolucionando de acuerdo con la tasa de referencia, en particular en los segmentos de menor riesgo crediticio y menor plazo. La liquidez en moneda nacional (circulante más depósitos) continuó mostrando signos importantes de recuperación: su tasa de crecimiento interanual pasó de 4,8 por ciento en abril a 11,4 por ciento en julio de 2024. Por su parte, en el mismo periodo, la tasa de expansión del crédito al sector privado pasó de 0,4 a 0,8 por ciento.
El crecimiento del crédito al sector privado se recuperaría desde una tasa de 1,3 por ciento a fines de 2023 a tasas de 3,0 y 5,0 por ciento en 2024 y 2025, respectivamente, acorde con la proyección de la demanda interna y la producción.
La inflación interanual se mantuvo alrededor del centro del rango meta, pasando de 2,00 por ciento en mayo a 2,03 por ciento en agosto de 2024, lo que posiciona a nuestro país como uno de los pocos en el continente que ya ha alcanzado su objetivo inflacionario. La inflación sin alimentos y energía disminuyó de 3,10 a 2,78 por ciento en el mismo periodo, incidiendo a la baja los rubros de transporte local, servicios culturales y educación.
Se mantiene la proyección de que la inflación se ubicará dentro del rango meta en 2024 y 2025, con una reversión más lenta en los precios de alimentos y más rápida en los servicios durante 2024.
Se espera una tasa de inflación de 2,3 por ciento para 2024, ligeramente mayor al 2,2 por ciento estimado en el Reporte de Inflación de junio, debido a la reversión más lenta de los choques de oferta en alimentos, y de 2,0 por ciento en 2025, similar a la previsión anterior. En contraste, la proyección de la inflación sin alimentos y energía se revisa a la baja, de 2,7 a 2,5 por ciento para 2024 (se mantiene en 2,2 por ciento para 2025).
El balance de riesgos para la proyección de inflación se mantiene neutral. Los riesgos para la proyección incluyen principalmente las siguientes contingencias: (i) choques financieros por presiones al alza del tipo de cambio, salida de capitales y mayor volatilidad en los mercados financieros por episodios de mayor incertidumbre política o por el incremento de la volatilidad de los mercados financieros internacionales por tensiones geopolíticas; y (ii) choques de demanda externa por la desaceleración del crecimiento global, que implicaría una menor demanda por nuestros productos de exportación.
El Reporte completo: