Para comenzar, las palabras nueva y normalidad, son oximorones. Lo que es nuevo, implica algo que no se tenía, antes. Normalidad, implica algo que ya se tenía, se conoce, se ha vivido antes.
Me pregunto si tarde o temprano, los #FakeNews tendrán la claridad de dejar de difundir pánico. Si al fin dirán la verdad evidente. Qué poco a poco la gran mayoría de la población verá que el virus existe, obviamente, pero que al igual que todos los otros virus, no debe impedir que llevemos nuestras vidas adelante, tomando las precauciones necesarias. Quizás una de las varias lecciones de esta pandemia sea el mejorar la higiene personal, con lógica (sin llegar a “bañarse en cloro”) para fortalecer el sistema inmunológico. Y digo con lógica, porque gente que se cuasi baña en cloro se ha enfermado y gente que ni por dónde pasó, no.
Por todo este tiempo, me he rehusado a pensar en una “nueva normalidad” y mucho menos como propuesta por los medios y los políticos. Al pasar de los meses, y viendo los cambios generados por la pandemia, me doy cuenta que si se pueden darse cambios serios a lo que conocemos como normalidad.
Muchas empresas, especialmente de servicios, que están sobreviviendo esta crisis, para empezar, se han dado cuenta de que han sobrevivido este tiempo con sus empleados trabajando desde su casa. Eso implica que muchos edificios de oficinas, agencias de rentas de oficinas, van a sufrir porque serán cada vez menos las empresas que necesiten ocupar esas grandes instalaciones. Podría afectar adversamente el campo inmobiliario y a la industria de la construcción.
Asimismo, los tiempos para los negocios sufrirán cambios. Ahora se puede participar virtualmente, y no es necesario estar físicamente presentes para hacer su trabajo.
Los centros comerciales también sufrirán. En parte por el pánico que aún reina entre los usuarios habituales, y en parte porque los centros comerciales se han garantizado que muchos de esos usuarios habituales no quieran volver. Antes de la pandemia iba todas las semanas a comer y al cine a un centro comercial. Aparte de que ya no me hace falta, no iría a un lugar a donde no dejen entrar a mis seres queridos. Habrán visto en redes los relatos de personas mayores de 60 años que fueron expulsados de centros comerciales, y no son precisamente gente que evidencia su edad. Algunos inclusive, de mala manera. ¿Qué lógica tiene eso?
En Guatemala, somos más papistas que el Papa. Expulsan a la gente que no sólo se anima a ir, sino que tiene poder adquisitivo. Nada peor para un negocio que sus usuarios dejen de sentirse bienvenidos en él. Los negocios, las empresas que tengan dos dedos de frente no perderán a su clientela. Pero no resistirán mucho tiempo más de pérdida.
Hemos aprendido que podemos vivir sin muchos bienes superfluos, sin fiestas de todo tipo (desde patronales hasta de alcurnia). No lo aplaudo, y me da pesar por la gente que trabaja en esos sectores. Se podría decir que esto ha sido un buen experimento de si podemos vivir en un pseudo socialismo.
Son las poblaciones indígenas en las zonas rurales las que pienso que seguirán su curso de vida normalmente. En los mercados, la clientela sigue, los vendedores siguen, con mascarillas, y no son millones de fallecidos, gracias a Dios. La gente se cuida, y si hay algo bueno de esta pandemia, nuevamente, es aprender a cuidarse, que es una responsabilidad individual. Somos afortunados de vivir en un país dónde hay recursos naturales de sobra, para fortalecer el sistema inmunológico con recursos naturales.
Cuántos empleos se perderán, cuántas familias seguirán sin dinero para poner mes en su mesa, las que tengan mesa, tomando en cuenta la cantidad que trabaja en comercio y turismo. Todo, resultado de la mal llamada “nueva” normalidad. Y ésto, mientras en lugares como Italia, están viviendo su normalidad, no nueva. Y todo, por el pánico diseminado por los medios.
Según el INACIF, en el 2018 fallecieron sólo de neumonía 6,514 personas. Hubo más de 83 mil defunciones por enfermedades de índole respiratorio. https://www.dialogos.org.gt/blog/guatemala-muertes-por-enfermedades-infecciosas-especialmente-neumonia-durante-el-ano-2018 Los invito a que den un vistazo a las cifras de fallecidos por enfermedades respiratorias, y otros padecimientos al 2018 http://epidemiologia.mspas.gob.gt/files/Publicaciones%202019/Boletines%202019/BOLETIN_SEMEPI%20_5.pdf Cifras mundiales las pueden ver en https://www.worldometers.info/es/ La pregunta es, ¿cambió la normalidad por todos estos millones de muertos en el mundo, o aprendimos a vivir con todo ésto?
Pregunto, vemos que los países más afectados están volviendo y la gente ya sabe que hacer. Ya se dieron cuenta que si bien algunos van a fallecer, no será lo masivo que nos dijo la OMS, que deben aprender a vivir con el virus. Los números a nivel mundial reflejan que si bien los medios hacen sonar las cifras como enormes e insisten en que contagio es sinónimo de muerte, continúan hablando de “nuevos picos” o “repuntes”, jamás las ponen en perspectiva tomando en cuenta la población mundial.
Es decir, en un planeta de más de 7000 millones de habitantes, el virus tan mortal aún no mata ni al 2% de la población mundial. Mueren millones de personas anualmente de otras patologías, y la normalidad no cambia. La muerte de seres queridos no es fácil para muchos, sin duda, y es un pesar muy grande. Sueno insensible, puede ser y no es mi intención, pero toca decirlo. De covid fallece el 3% de los infectados. De la Gripe Española fallecieron entre el 10 y el 20% de infectados. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/gripe-espanola-primera-pandemia-global_12836
Los insto a informarse, pero no de los fake news. #PensarNoDuele