Verdaderamente, en pleno siglo XXI, es inaudito que aún haya gente a la que no le entra en la maceta que el dinero en manos de los individuos da más vuelta a la economía que en manos del Estado. Hay que ser o demasiado miope, o demasiado obtuso, o demasiado oportunista o parásito, o simplemente un vividor del Estado para querer imponer más impuestos a una sociedad que no aguanta más.
Los que dicen que en Guatemala se paga poco, esos que mandan cartas a los demócratas abogando por la CC, son todos millonarios. Millonarios a base de… sería de investigarlo. Esos millonarios se jactan de querer pagar más impuestos, porque no son ellos los que tienen que sacar su producto con gran esfuerzo en el altiplano para llevarlo al mercado de la ciudad más cercana, o si bien les va, a la Terminal en la capital.
Hay gente que le tira sapos y culebras a los ricos, pero hay ricos de ricos. Yo defiendo a los que con esfuerzo han levantado imperios que hoy día manejan sus hijos o sus nietos, que continúan invirtiendo en un país sin certeza jurídica, donde un puñado de resentidos sociales envidiosos, mediocres y fracasados los atacan todos los días. Gente que genera cientos sino miles de empleos directos e indirectos. Que contribuyen al país con infraestructura, tecnología, educación y salud para sus trabajadores y las comunidades donde operan.
Yo no defiendo a los ricos que se han hecho multimillonarios a base de la lucrativa industria del resarcimiento, tipo las Mack. No defiendo a los que se han hecho ricos a base de robar al Estado con casas de 7 millones como cierto diputado de la UNE. Tampoco defiendo a multimillonarios como Gustavo Alejos, ladrón y quizás otra cosa también. No puedo defender a multimillonarios diputados que manejan el contrabando en los puertos, que tienen contratos multimillonarios desde hace décadas manteniendo a los puertos en el atraso.
Llora sangre que estando la economía en cifras negativas, vengan ahora los genios de la SAT a recetar lo que por DÉCADAS se sabe que NO FUNCIONA para levantar la economía: más impuestos. El sólo insinuarlo denota la más grande ignorancia, idiotez o mala fe existente. Obvio, viniendo de una cuasi ameba cómo la Hernández Máck es normal (cambie de pusher, si es verdad lo que dicen de usted porque ese producto le está aniquilando las neuronas a pasos agigantados), pero que lo digan los Ministros, llora sangre. A ellos, cómo les pagamos hasta la gasolina con nuestros impuestos… Ah, claro, quieren más, no vaya a ser que les reduzcan sus viáticos, sus jugosos salarios, sus jugosos gastos de representación, seguridad, etcétera. LLORA SANGRE.
Cuánto gira la economía en torno a la industria de la construcción. En el altiplano, hay muchos pueblitos, ciudades, municipios con construcciones realizadas por los lugareños gracias al dinero que con tanto esfuerzo envían los connacionales desde los Estados Unidos. Esa gente compra cemento, contrata mano de obra, compra hierro y tantos otros materiales, dando movilidad al dinero de esas remesas que única y exclusivamente son mérito de nuestros migrantes, aunque funcionarios de turno quieran darse palmadas de que el mérito es de ellos, cómo si fueramos todos unos incautos.
Esa industria de la construcción implica que la familia que al fin pudo levantar su segundo nivel, puede ahora poner su abarrotería, su barbería, su taller de mecánica, su salón de belleza, sus tres tiempos, su cafetería, o lo que sea, en el primer nivel. Ah, pero entonces dicen los genios de la SAT, que hay que subir el impuesto al cemento.
Verdaderamente, los chapines somos aguantadores. Aguantamos los abusos de la CC, que ahora resulta que Neftalí Aldana está en coma desde quién sabe cuándo y la Porras ha usado su firma ilegalmente poniéndola en resoluciones con fecha retroactiva, cometiendo otro crimen. El MP que hoy dice blanco y mañana negro, quiere quedar bien con los Demócratas (Arreaga) y con los Republicanos (Popp), hoy le quita la Línea 2 a la Feci, pero no hay modo que proceda contra Sandoval. El gobierno con las arcas llenas, sin ejecutar obra, y encima quieren más dinero ahora sangrando una economía ya anémica y enclenque. Esta pandemia sólo la aceptan los que quieren vivir en el engaño, que sigue teniendo al país de rodillas y los que se han hecho multimillonarios a base de vender mascarillas y ahora lo harán con las vacunas. Un Congreso que si no hace su trabajo y saca los 107 votos para poner fin a los abusos de la CC pasarán a la Historia como los cobardes que entregaron la patria a la izquierda.
Pero los demagogos se llenan la boca hablando de reactivación económica. Con más impuestos, sin certeza jurídica, endeudados y bajando nuestra calificación de ratings internacionales, sin respeto a la propiedad privada, con las narco-guerrillas fuertes, seguro vamos a atraer más inversión y a generar productividad… Sarcasmo puro.
Pregunto, en serio, ¿hasta dónde vamos a llegar?