Dicen en Washington que el problema fundamental en Guatemala es la diferencia abismal que existe entre los que tienen demasiado y los que no tienen mayor cosa o no tienen nada. En realidad, si lo vemos fríamente, un dos por ciento de la población controla el 90% de la riqueza, y eso a los gringos no les gusta. La verdad es que la pobreza no le gusta a nadie con dos dedos de frente y un gramo de corazón. El problema es pues cómo erradicarla.
Para algunos la solución es quitarle a los que tienen y repartirlo entre los que no tienen. Para ello, quieren imponer un modelo socialista que restrinja las posibilidades de enriquecimiento, con impuestos altos que hagan a los que tienen mucho tener que repartir algo de lo que tienen, pero como las normas suelen ser generales, termina por restringir la libertad de todos. Curiosamente, esa visión viene embellecida por quienes piensan en países socialistas como la panacea, por ejemplo Noruega, el país más rico del planeta, según el Banco Mundial.
Curiosamente, 67 de cada 100 noruegos tiene una fortuna heredada, es decir, producida por alguien más, según Klassekampen (uno de los periódicos más populares en Noruega, que basó su artículo en los impuestos por capitales pagados en el 2016). De los 100 más ricos, 26 son mujeres, que a su vez ganan significativamente menos que los hombres. Sin embargo, con todo y sus imperfecciones, según reportes de los últimos tiempos, Noruega tiene tanto dinero que no sabe ni qué hacer con él.
Francamente, que Guatemala se convirtiera en otra Noruega no estaría nada mal. El problemita es que no somos un pueblo como el pueblo noruego para que eso suceda y las probabilidades por ende son remotas. Nos tomaría mucho tiempo alcanzarlos y si bien eso tampoco es que sea imposible, la pregunta es ¿por dónde comenzar?
Desde los 90s Noruega ha invertido parte de sus ganancias del petróleo en un fondo de inversión que genere dividendos a largo plazo. Ese fondo de inversión invierte el dinero en la bolsa de valores, bonos y bienes raíces, fuera de Noruega.
Según Businessinsider es gracias a esa inversión que ahora tiene más de Euros 750 billones, o sea el 1.25% del mercado de capitales de cada empresa importante en el mundo. Para balancear su presupuesto nacional saca el 4% de intereses porque de lo contrario terminaría en rojo su año.
Curiosamente, líderes políticos de la oposición noruega puntualizan que sólo un país tan “rico” como Noruega puede tener escuelas en crisis y carreteras en precarias condiciones al mismo tiempo que tener un enorme fondo de inversión que pertenece a la sociedad. Es por esto que el Partido Progreso quiere remover la regla de gasto fiscal y para invertir más en educación, investigación e infraestructura. Quieren un futuro en el que el crecimiento se refleje en bienestar a mediano plazo. El problema es que los Conservadores que co-gobiernan con los Progresistas quieren defender el sistema actual.
Guatemala no tiene fondo de inversión ni remotamente semejante al noruego. No tiene, con todo y lo precaria que sea su sistema educativo, el nivel de analfabetismo que tiene Guatemala. No tiene el problema de malnutrición que enfrentan desde antes de nacer los niños, siendo hijos de niñas que además de estar de por sí mal alimentadas, viven embarazos malnutridos y sumamente precarios.
El promedio de edad de las madres en Noruega es 28 años. Ahora quieren imponer el aborto en Guatemala, como funciona en Noruega. La verdad es que Noruega, con todo y sus altos porcentajes de suicidios, suena como un verdadero paraíso. La pregunta es si el modelo puede ser aplicado a Guatemala, y a qué costo.
Quizás si fuese una meta aceptada por todos con consenso real, e implementada gradualmente, podría funcionar y que lo disfruten las futuras generaciones.
Fotografía portada: Pupils enter Levre school in Baerum, west of Oslo, as the school reopens on April 27, 2020 Pierre-Henry Deshayes/AFP
Fotografia interior: LaHora.Gt