El mundo ha entrado en una nueva etapa de degradación y no por ello los peruanos debemos aceptar que se imponga lo que causa tanto daño a la humanidad, como es el caso del terrible crimen llamado ‘aborto’ (en realidad, el asesinato de un niño por nacer, o interrupción del embarazo con fines de eliminación inmediata del niño).
¿Se justifica matar usando las leyes, a un violador o un terrorista que con sus actos de violencia y cobardía causan la muerte de muchas personas? Los organismos de derechos humanos dicen que no es correcta la aplicación de la pena de muerte “en ningún caso” y para ello, se amparan en declaraciones, discursos y convenios que defienden la vida de esas personas. Pero, en el caso de un bebé, de un niño por nacer, una Vida que se encuentra en camino de ser totalmente independiente del proceso del embarazo -pero permanentemente ligado al mismo-, ninguna de las organizaciones de derechos humanos levanta su voz o los millonarios presupuestos que poseen para defenderla, sino para condenarla.
Que la Vida comienza en la concepción, no es un grito de batalla, ni un mensaje publicitario: es una evidencia que nadie discute, pero que de pronto, se comienza a extender en el tiempo para quitarle su reconocimiento, para aplicar una manipulación ‘legal’ que le quite ‘legitimidad’ a la vida del niño por nacer.
Comenzaron a decir que no era en la concepción cuando se comprobaba una vida, sino en alguna de las primeras semanas de gestación, cuando ya está totalmente formado el niño por nacer. Pero se dieron cuenta que al avance de las semanas, el niño va desarrollándose más, siendo evidentemente un niño el que se mueve, se alimenta y habita en el vientre materno y, es gracias a esa unidad Madre-Hijo que adquiere todo su potencial como persona.
La belleza de la maternidad está justamente sustentada en ese inmenso amor que mantiene por nueve meses una Vida dentro de otra, totalmente unidas, siendo cada una independiente, pero ligadas por un cordón de vida, un cuerpo que acoge y protege, una Mujer que cuida y se cuida para luego poder darle a luz, abrirlo al mundo y no dejar de amarlo y cuidarlo. ¿No entienden eso los que odian a un bebé y a su madre?
Si usted que lee es Médico o enfermera, o lo es su padre o su madre, sus hijos, alguno de sus familiares y amigos, ¿Podría preguntarse si en el embarazo una mujer lleva una piedra en su vientre, o se trata de una vida por nacer, de una persona como Usted? Y si es una vida por nacer, si se trata de un bebito en formación contínua, la frase ‘interrupción del embarazo’… ¿No significa que se acabó con la vida del bebito?
Inhumanidad no es nuestro destino, no lo permitamos.
