Cuando por error o improvisación -pensemos con cierto margen de probabilidades aunque la evidencia sea contraria-, se nombró a la señora Alva como Ministra de Economía y Finanzas (atención, no sólo es de economía, también es de finanzas), muchas voces dijeron: “¡Qué bien! una oportunidad para jóvenes” “Estudió en Harvard, súper preparada” “Tiene una carrera exitosa, nada mejor”, sin embargo… es una persona que a su edad, no conoce la realidad del Perú, frente a millones que pueden enseñarle, teniendo menos años que ella; estudiar en Harvard no es garantía de nada ético por ejemplo, eso es inherente a las personas (por eso el escándalo de percibir ingresos del Estado por contratos privados, en simultáneo con el ejercicio ministerial de un familiar en primer grado no escandaliza a los infractores) y, las carreras exitosas en lo laboral, no se circunscriben a ir todos los días a una oficina pública de 8:45am a 5:00pm para sentarse en un escritorio a recibir informes de sus subordinados (de los que en verdad trabajan arduamente).
¿Es duro? Pues es más duro que seis millones estén sin trabajo por haberlo perdido, que un millón no encuentren empleo a pesar que buscan y buscan, piden y suplican… y que dos millones de familias ahora tengan que comer menos o dejar dos comidas al día (el desayuno y la cena) porque ya no hay dinero ni oportunidades para sobrevivir.
¿Eso no es su culpa? Sí, si lo es, se gobierna para que todos superen la pobreza, no para que vuelvan a ser pobres o se les condene a la desesperación, mientras se cobra puntualmente salarios exorbitantes, gratificaciones y quien sabe que más, con el dinero de los más pobres y los que están por serlo.
¿Saben a cuánto asciende la deuda del Perú antes del coronavirus y en estos momentos sumadas las exageradas y poco transparentes emisiones de Bonos nada soberanos? ¿Saben quien la va a pagar?