La campaña presidencial, así como la de los que intentarán llegar al Congreso de la República, se ha vuelto una historieta de la mendicidad por el apoyo desesperado que buscan en los medios de comunicación y sus alfiles (encuestadoras, empresas de comunicaciones y manejo de crisis, asesores políticos, influencers relacionados y la planilla de la farándula, el deporte y todo lo que “vende”) para llegara ser elegidos. El camino -dicen y creen que es así- requiere “tenerlos a tu lado” sin que el costo moral y el precio, en billete por supuesto, importe nada.
Así por ejemplo, un comunista radical, que luego se volvió oenegista, después asesor de los asesores en el Estado, personero de un partido, candidato fracasado al Congreso, seudo periodista, lava banderas en la Plaza de Armas, vividor en Palacio y datero de noticias palaciegas, funcionario de favor en un organismo internacional, aliado servil de Vizcarra, odiador con Merino y hoy, nuevamente vividor en Palacio, se ha vuelto uno de los que engancha candidatos con la prensa en alquiler.
Su misión, como la de muchos otros de esa especie, es hacer creer que sabe mucho, lucirse con su lista de contactos, darte consejos, asegurar con su amistad temporal, contratos para el futuro inmediato (más chamba con el Estado o ingresos para amigos suyos que son proveedores del Estado).
La lista es enorme, están pululando por todos lados. Eso le encanta a la corrupción, que tiene varias planchas presidenciales y decenas de candidatos al Congreso, en nuestra opinión y en la de muchísimos peruanos que ven cómo tantos sinvergüenzas ahora posan en paneles con fotos de su primera comunión, como si fueran santitos… tremendos delincuentes.
¿Cómo es posible que implicados en gravísimos actos de corrupción, siendo procesados, tengan la desfachatez de postular a la Presidencia de la República o al Congreso?
¿Cómo es posible que la profesión del periodismo siga siendo maltratada, al comprometerse en infinidad de actos sucios, inmorales, cual mercenarios de una nueva era con tal de destruir la vida de gentes de bien, para favorecer a la corrupción otra vez en su camino al poder político?