Tenemos una explosión de pobreza que está en ebullición, pero ocurre un extraño fenómeno de ocultamiento y vergüenza que no la hace visible en toda su magnitud por el momento. No estamos en ninguna recuperación en “V”, sino en una extensa “v” corta que hasta el momento precedente a la asunción del doctor Mendoza como Ministro de Economía, se estaba haciendo plana en el tiempo.
La caída del PBI a -12.5% fue un anuncio que el Instituto del Ahorro hizo en Mayo y ratificó en junio de este año, pero los medios no lo mencionaron y más bien, subvenciones de por medio, hablaron de una caída de un digito y un rebote “espectacular” para el 2021, cosa insostenible.
La tasa de desempleo más alta de la historia, se suma a la destrucción de puestos de trabajo irrecuperables. ¿Qué quiere decir esto por ejemplo? Que la suma de desequilibrios nos va a pasar la factura con mayor presión.
El desborde del Estado es incontrolable, la crisis popular interminable, pero hay una tabla que nos está salvando milagrosamente y nadie se atreve a agradecerle: la informalidad.
Un rebote “cosmético” podría darse en el 2021, pero hay que ser demasiado sinvergüenzas para aplaudir, ya que es una secuencia natural si lo comparas con el desastre.
¿Qué merito existe en caer 12 (digamos de 100 caes 12, estás en 88) y luego de ese 88 subes 4, 5 o tal vez 6 y encima, tienes millones desempleados, millones sin ahorros previsionales y millones más endeudados hasta Dios sabe cuanto tiempo.
El problema más allá del discurso bonito, es que los políticos ladrones siguen impunes y los medios de comunicación también siguen sembrando terror para manipular, o fantasías para aplaudir.
Una reflexión final: ¿Se han dado cuenta que nadie en el actual gobierno habla de recorte de remuneraciones de los elevadísimos sueldos de ministros, vice ministros, directores, asesores y consultores? ¿Se han dado cuenta que los gastos injustificados siguen como en una fiesta interminable?
¿El Perú, primero?