Y llegaron a gritar frente a sus rostros “mátenlos, mátenlos” cada vez que pasaban delante de los Policías, hombres y mujeres jóvenes la gran mayoría, como jóvenes eran también la otra gran mayoría de manifestantes que sin saber qué objetivos los animaban, estaban ardiendo en cólera en las calles de Lima, por oponerse a lo que se opone quien así lo siente hoy, como el grito de protesta, sólo grito, sin protesta.
La protesta, repito, la protesta no es salir, gritar y sentirse camino a la conquista, sin saber qué es lo vas a conquistar: protesta es rumbo y destino, llegada y secuencia, es un todo, completo, una lucha, no un estado de animo que se extingue en poco tiempo; eso, no es lucha.
Y semanas después, cuando las movilizaciones fueron más allá de Lima, al campo, donde decenas de miles de jóvenes, muchos más que tu movilización en la ciudad, muchos más que todos tus gritos juntos, ahora sí enardecieron al país volviéndolo a enfrentar con la realidad, polarizando más esa división que nos aleja de ser nación cada cierto tiempo, porque la mano oscura de la política sucia, barata, violenta, ha ganado las portadas de los medios y la militancia de los que se dicen periodistas, amputando lo que camina, podando lo que florece, fumigando lo que da vida.
Y viene siempre la frase “muchas cosas se pueden mejorar, pero no es necesario que…”
Miren ustedes: el Perú sobrevive de milagro en milagro, gracias a esa maravillosa respuesta que se llama informalidad, que se para frente a un gobierno (y Estado) desbordante. Pero al medio, se colocan los operadores políticos y financieros para generar crisis de dirección y destino, para que la ira sacuda las diferencias y todos terminen golpeándose en palabras llenas de furia.
“Hay, hermanos, mucho por hacer”, y lo primero es condenar a los medios de comunicación, ya que de allí parten los odios, las iras, la violencia, la necedad, la soberbia y la traición.
“Hay, hermanos, mucho por hacer”, y lo necesario es abrir el diálogo, la comunicación, la participación de todos. Eso cuesta solamente humildad y liderazgo, nada más.