En Ayacucho unas horas caminando por el centro de la ciudad, y vemos todas las Iglesias cerradas, todas las familias sin poder ver a sus parientes. Lo mismo en Cusco, Ica, Lima, Trujillo, Cajamarca, Huancayo, Puno…
Los hermanos evangélicos, pentecostales, mormones, testigos de Jehová, también tienen sus templos y casas de oración cerradas por el gobierno, pero si miramos bien por todos lados, muchos establecimientos reciben gentes y siguen funcionando casi como antes, pero con menos aforo, como debe de ser por ahora y por un tiempo.
¿Por qué tanto miedo a las Iglesias y servicios religiosos?
La publicidad de hostales y hoteles “por horas” es intensa en las redes sociales. Los hay desde 20 soles la hora, hasta ofertas de “toque a toque”, de 8pm con cena incluida, hasta el desayuno del día siguiente. E inclusive, hoteles de mayor movimiento de parejas para un encuentro sexual -porque es ese el negocio-, ofrecen ingresar el sábado a las 6-8pm y salir el lunes desde las 6-8am por precios no menores a los 200 dólares.
Las categorías siguen, también hay de mayores precios y lujos. Es un negocio, bien por ellos y sus concurrentes. Pero ¿Cobra acaso una Iglesia por ir a rezar o estar un rato en oración? ¿No es en una Iglesia, templo o casa de oración donde se comulga o recibe el Pan, se contrae Matrimonio, se realiza un Bautizo o se acude en confesión? ¿Tanto daño hace que una persona libremente ingrese a un templo para orar?
La comparación es necesaria, la diferencia es innecesaria. Cada quien con sus valores y principios, si los tienen o si los pierden, pero sin censura a la Libertad de Creencias y prácticas de Fe.