Los bribones tienen su sitio en la historia de la desgracia de los pueblos, en especial de América Latina. Los bribones son camaleones vestidos de políticos, que engatusan a las masas o que las pervierten manipulando sus mentes, hoy con mayor razón gracias a la tecnología, la corrupción masiva y esa oscura suciedad que cubre las noticias y la desinformación, mediante la prensa servil.
En el Perú, las complicidades son cosa diaria, se visten con mandil rosado puesto encima del uniforme, se cubren con banderas de colores y gritan una supuesta igualdad, pero para robar y hacer del delito su modus vivendi.
Asquea, molesta, repugna la transformación de la política hacia eso que todos los días invade los medios de comunicación, dicho sea de paso, son esos medios los nuevos partidos políticos del gobierno y sus aduladores, cómplices, socios en la destrucción del país.
En medio de toda esa secuencia de podredumbre, este lunes 9 de noviembre del 2020, el “presidente” está citado para dar ante el Congreso de la República sus descargos, frente a la evidente y permanente incapacidad moral que lo distingue.
Un gobernante oscuro, de trayectoria oscura, de modales y actos más oscuros, que se considera un ser superior, dotado –cree él- de maravillosas cualidades, que linda en el borde de una psicopatología de ansiedad, fobias, una obsesión compulsiva terrible, capaz de cualquier agresión y violencia, alguien cuyos odios y resentimientos son tan fuertes y graves, tendrá que dar respuesta ante el Congreso.
Es él, Vizcarra, quien se humillará ante los que siempre humilla, y a pesar de sus seguras “negociaciones” en la oscuridad que vive y predica, sólo queda esperar el Voto por la Vacancia que decidirán los Congresistas que piensen en el país y no en sus bolsillos por unos meses más.
Si el Perú merece una muestra de respeto, este es el momento señores Congresistas, sean gentes de bien, o traidores para siempre.
Ricardo Escudero