Lo único que falta en nuestra adolorida nación es que el gobierno y sus aliados pongan como frase oficial en todos sus comunicados y hojas membretadas “¡Viva la corrupción!” simbolizando lo que pasa cada día con normalidad, con tanta frecuencia como nadie lo hubiera podido imaginar en este territorio de impunidad llamado Perú.
En Las Bambas, son las bombas las que se esconden para dinamitar una fuente de progreso y desarrollo cuya base, la minería, es parte del ADN nacional, histórico, pujante, diverso e incluyente. Pero como era de esperarse, la ultraizquierda ha maldicho la palabra minería, ha castigado la mención al éxito, persigue todo lo que la inversión limpia y honesta estimule al país en su crecimiento.
Y lo mismo en la agroindustria que tanta mano de obra convoca, con pagos puntuales, con derechos laborales respetados, con infraestructura moderna y generadora de valor añadido que hace del país un ejemplo a nivel mundial. Pero como era de esperarse, la ultraizquierda ha maldicho la inversión privada, ha sancionado la conquista de la tierra para beneficio de todos los peruanos, persigue lo que signifique educación, capacitación y expansión de la frontera agraria.
En la otra vereda, la del narcotráfico, de la delincuencia y la corrupción… “manos libres” es la norma impuesta, amplia colaboración estatal parece ser la premisa obligatoria de cumplimiento diario. ¿O no es así? ¿O no es que cada día aumenta la delincuencia, aumenta el narcotráfico, la tala ilegal, el contrabando, el abuso sobre los niños y la violencia contra las poblaciones indígenas? ¿No es que acaso en las ciudades la inseguridad sobrepasa todo recuerdo de peores épocas? ¿Y acaso alguien no deja de ser responsable cuando gobierna?
Pero claro, es que Piter es un profesor, es rondero, campesino… falso.