Hoy viernes 4 de setiembre, el Perú espera una señal de conciencia y respeto, una demostración que ser congresista no se silencia con acomodos y cartas bajo la mesa, sino que por el contrario, deben dar su voz con el ejercicio del voto que el pueblo les concedió. Ese voto se llama ejercer la CENSURA.
Las evidencias del desastroso manejo de la economía nacional, la injustificada emisión de multimillonarios Bonos Soberanos hacia manos de tenedores que no se nos informa por su procedencia (alerta con los bonistas buitres) nos enseña que un país de tantas riquezas y fuerza en su gente, no puede darse puñaladas en su contra, pagando para que nos lleven al desastre.
La responsabilidad no es sólo de una persona, es de un gabinete a órdenes de un gobierno sinuoso, poco transparente, empujado en tratos sanitarios -por ejemplo- que ponen en riesgo cada vez más a los peruanos, con una factura que supera los 50,000 fallecidos y además, 120 mil víctimas derivadas de esa terrible realidad. La responsabilidad no es de una sola ministra, pero es hora de poner un freno.
La ministra de economía no ha presentado un Plan de Desarrollo Económico, no ha diseñado una estrategia frente al empobrecimiento que ya se venía sintiendo en todos los indicadores desde antes que ella asumiera el cargo. Ahondó la crisis entonces -ella en nombre del gobierno- y permitió que con el tema del coronavirus, el desenlace sea fatal, golpeando a las clases medias, a los emprendedores y a los más pobres entre los pobres.
No existe ningún argumento para su permanencia en el puesto. El país cuenta con valiosos profesionales que pueden y deberían asumir la tarea de la reconstrucción nacional y el impulso en el camino al progreso y al desarrollo.
El voto señores congresistas es CENSURA.