Cada semana nuevos destapes, nuevos involucrados, más cómplices, muchos delitos…
Primos, tíos, sobrinos, hijos, entenadas, amantes, usuarias nocturnas de familiaridad frecuente, hermanos y hermanas, compadres, eternos dirigentes sindicales que se llaman indebidamente “magisteriales”, miembros del partido comunista Perú “libre” y de los grupos afines como los de las consultorías y ministerios de “nuevo” Perú, los operadores fanatizados de Somos Perú, los nuevos burócratas con poder de APP, casi todos los denominados “niños” de Acción Popular, morados que están colorados sin tener vergüenza, un ex encargado del despacho presidencial que ingresa furtivamente cada cierto tiempo, rentados artistas en decadencia que ahora tienen cuentas en redes sociales y animan fiestas y pachangas de la familia presidencial… ¿Es esa la clase de porquerías que anidan en el poder político del Perú mientras el hambre y la miseria angustian a millones de familias?
La podredumbre es ancha y achorada, sucia, asquerosa, de prontuario.
Pero la rueda del círculo es más amplia porque sirven de guarida de propaganda varios medios de comunicación y una planilla extensa de portavoces informales en esos medios o en el fango que se mete con cuentas fantasmas que se activan y desactivan constantemente en twitter y Facebook.
El país en manos del hampa y la corrupción, eso es lo que vemos y estamos soportando, aunque por primera vez se ve un espacio de enfrentamiento valiente entre la justicia y los cárteles del poder, desde la Fiscalía de la Nación, espacio que esperamos no sea una luz ahora y una sombra mañana.
También, la reacción ciudadana está creciendo consistentemente pero, aunque todavía no explota en las calles, se está impulsando desde las redes con mucha fuerza y valientes expresiones y si esa debe ser la secuencia de la hora actual, es de apoyarse porque el camino de las calles aún no cuaja en la forma que se debería tener, porque no existen lideres convocantes, agenda de consenso y un discurso que incluya a todos.
Cada vez más indignación, cada vez más delitos que nacen en palacio y se multiplican en los ministerios, cada vez más cerronistas haciendo de las suyas impunemente en distintas estructuras de control del Estado.
Comprobamos así que el circulo político del gobierno es de repudio y hay que decirlo, tenemos que señalar a los ladrones y condenarlos en calles, plazas y cuanto lugar público usen. No callemos.