El estado cubano, de acuerdo a reportes de inteligencia, utiliza al menos 3 aviones “exclusivos” para el viaje de sus principales dirigentes y acompañantes confidenciales, que incluyen además a sus asistentes personales, parejas de turno e invitados, mientras el personal de seguridad del G2 viaja previamente vía Bogotá y Ciudad de México, haciendo trasbordo en líneas de aviación regionales principalmente.
En fotos publicadas por la prensa cubana aparecen los aviones Dassault Falcon 900 con matrícula YV 2053 y dos aviones Dassault Falcon 50 con matrículas YV 1128 y YV 1129. Justamente en un YV 1128 hizo su viaje de placer el mencionado agente “diplomático”.
fotografía de las redes sociales, twitter
Bruno Rodríguez, canciller de la dictadura más atroz de América y cómplice –la dictadura- de los movimientos terroristas que azotan la región, así como del subversivo Foro de Sao Paulo, utiliza frecuentemente estos aviones registrados como unidades corporativas venezolanas de dueño desconocido, aunque circulan versiones de una narco conexión con el Cartel de los Soles, el mismo que es dirigido por altos mandos del chavismo y las fuerzas armadas de Venezuela, según reportes de prensa.
Un avión Falcon 900 está en el mercado a un precio de 44.5 millones de dólares y tiene un costo de vuelo aproximado de 6,000 dólares la hora, mientras que un Falcon 50 cuesta alrededor de los 15 millones de dólares y un costo de arrendamiento aproximado de 4,700 dólares la hora.
El gobierno de la isla de la dictadura publicó esta reseña sobre el viaje su representante al Perú:
“El miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, arribó a la República del Perú al frente de una delegación que asiste a las ceremonias de traspaso del mando presidencial del electo mandatario, Pedro Castillo Terrones. Como parte del programa, el Ministro de Relaciones Exteriores cubano tiene previsto reunirse con autoridades del Gobierno peruano y realizar otras actividades”
Precisamente, la frase “tiene previsto realizar otras actividades” nos llevó a indagar sobre dichas reuniones llevadas por ejemplo con un grupo de dirigentes del partido de gobierno, periodistas de extrema izquierda, una cita especial con el canciller que fue sentenciado por sedición –muy al margen del saludo protocolar y encuentros reuniones públicas-, un desayuno con médicos cubanos que aún quedan en el país o tienen montados negocios de fachada y del mismo modo con el equipo regional del G2 afincado en Bolivia, que viene desarrollando diversas acciones políticas en el sur del país.
Preguntamos: ¿La llegada de una delegación hormiga de cubanos, paralela a la de su canciller, es precedente de campañas de propaganda, inserción en el aparato de seguridad del Estado, infiltración en nuestras Fuerzas Armadas? Estamos investigando, camaradas.
Como dato extra, les alcanzamos esta reseña, que coincide con el uso de un avión de la flota venezolana “privada” que sirve a las dictaduras y sus socios en la región:
La prensa de El Salvador señaló que “el avión venezolano Dassault Falcon, de matrícula YV-2040, que el martes 8 de agosto de 2017 salió del país, transportaba al viceministro de Hacienda, Alejandro Rivera, y al viceministro para la Inversión Extranjera, José Luis Merino”.
Según datos reseñados por la periodista Maibort Petit en su blog, El Aissami estaría ligado con el político y exguerrillero salvadoreño Merino, con quien habría creado una inmensa red de corrupción, a través de la cual ha lavado dinero proveniente del narcotráfico, contrabando de oro y combustibles.
Antes y ahora, el uso de estos aviones no genera sospechas, evidencia que…