La ausencia de dirigentes, de liderazgos institucionales, de voces a seguir, de ejemplos para inspirar es tan elocuente en el Perú, que vimos un largo silencio estas semanas de fin del 2021 e inicios del 2022, como si en la vida hubiera habido una especie de “alto la acción”, o como cuando de niños jugábamos “policías y ladrones” y al tocar a un ladrón diciendo “chapado”, éste se quedaba inmóvil hasta que otro ladrón le daba vida a su colega con un toque de salvación.
¿Seguimos paralizados mentalmente? ¿Es que la cuarentena se ha metido en nuestras venas y nos ordena vivir paralizados mientras unos cuantos se hacen decir “representantes del pueblo” para asesinar la democracia y exterminar la Libertad?
Y del otro lado de la trinchera que cada día tiene menos profundidad ¿Quiénes son la oposición a esa banda de ultraizquierda, de comunistas perversos, de caviares llorones por la teta del Estado que succionan a diario nuestros impuestos y desde hace décadas de décadas las heredan a sus hijos y nietos oenegeros?
¿El festival electoral le da vida a los bolsillos pero no a las mentes? ¿Los fracasados, los frustados por sí mismos, son ahora los mejores candidatos porque gritaron varios meses contra Castillo y sus huestes? ¿Lo hicieron por principios o por alquiler, por demanda o por oferta?
En el Perú no existen casualidades, existen “causas” dispuestos a todo, malhechores con aspiración de ejercer la función pública y si son elegidos, mejor aún para ellos y los cuatreros que los secundan. En el Perú la moda de los hampones de la política es reciclarse, ser candidatos a lo que sea y cuando sea, volverse tránsfugas a merced de los oportunismos, engañar a los ciudadanos y prometer paraísos y luchas que después, se extinguen como sus palabras.
Pero como pocos leen y muy pocos recuerdan, los electores caen en la tontísima creencia de considerar que “es la mejor opción”, “se le ve buena gente”, “está en todas las marchas”, “siempre sonríe”, “se preocupa por todos y todas”, “hasta lo invitan a Willax”… esos indicadores, amigos y no amigos, no son los potenciales para liderazgos, para dirigentes, para candidatos, para el ejercicio del poder popular.
¿Les gusta que los engañen? A nosotros no, por eso volvemos a decirlo: La oposición requiere una Mesa de Unidad y una plataforma de lucha, diaria, constante, con frecuencia y secuencia, con objetivos definidos. En esa Mesa de Unidad no se fabrican candidaturas ni cargos públicos a futuro, eso de ninguna manera.
La oposición necesita rostros visibles, diversos e incluyentes, mensaje amplio y palabra de todos con mirada de muchos. Se requieren Dirigentes y Líderes. Y cuando la agenda se superponga con procesos electorales, la tarea para esas elecciones es de cada organización, a fin de proponer opciones que unan los esfuerzos, no que los dividan, pero sin interferir en la prioridad: sacar a los comunistas y llevarlos a la justicia, rápido, sin contemplaciones.
El dinero, la portada de un diario, salir en TV o en el Zoom favorito no es la prioridad si vamos a volver a caer en las manos de unos incompetentes que sólo quieren reemplazar a los mediocres que hoy se encuentran en cargos públicos.
La “candidatitis” es el peor mal de nuestros tiempos, no lo olviden cuando tengan que seguir agachados.