La organización política denominada “Perú libre”, es para efectos de una correcta definición, el partido comunista “Perú libre”, tal y como lo son o fueron el partido comunista “Patria roja” (maoístas o también denominados pro China), el partido comunista “Bandera roja” (seguidores del albanés Enver Hoxha), el partido comunista peruano “Unidad” (dependiente de la antigua URSS Unión de Repúblicas socialistas soviéticas), el Partido Comunista del Perú “Nueva Mayoría” (una mezcla pro China y con rezagos de los movimientos guerrilos de los años 60), el Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso”, el Partido Comunista del Perú “Marxista Leninista Maoísta”, el Partido Comunista Peruano “Marxista-Leninista”,el Militarizado Partido Comunista del Perú (continuidad fraccionada de Sendero luminoso) y muchos otros grupos que usan ahora nuevas denominaciones, maquillados nombres, casi marcas comerciales pero sin impacto nacional.
Todos esos clanes o cárteles ideologizados, pertenecen a un pequeño grupo de dueños, generalmente personas adineradas que provienen de familias de académicos o privilegiados empresarios y funcionarios del Estado que recibieron formación en la Universidad Católica, la de Huamanga en Ayacucho y algunos en Lovaina, Bélgica. Muy pocos en realidad, son de las canteras de Cuba, la ex URSS o China.
De todo ese espectro de confusiones ideológicas que usan las lecturas de Marx, Lenin, Mao y hasta Fidel Castro o Hugo Chávez, se distinguen algunos que son admiradores de Antonio Gramsci. Pero es algo de no creerse, que existe un importante número de “cuadros” que son fieles fanáticos y activistas del pensamiento “Gonzalo”, la obra sanguinaria del odio que produjo Abimael Guzmán, una mezcla de Pol Pot y Joseph Stalin (ambos, pedófilos, asesinos y dictadores comunistas).
Y es de tantas mezclas y desórdenes mentales, que los marxistas leninistas maoístas, a lo largo de las últimas décadas trabajaron en tres frentes de acción y expansión política: (1) rediseñando toda la formación de cuadros (de dirigentes de barrios y nuevos líderes de grupos de poder local, para tomar la administración municipal), (2) organizando despliegues y movilizaciones sobre la base de nuevas formas de crear reivindicaciones que se identifiquen con las necesidades “de tener algo por derecho propio, del pueblo”, (3) generando espacios negacionistas para tomar el poder a la fuerza (incorporando al violento Magisterio radical como eje de la lucha y candidaturas en los procesos electorales). Para estas acciones había que fortalecer el partido único, el movimiento popular por debajo del partido. Y así fue como el partido comunista más ideologizado y a la vez mejor organizado “en estas tareas” fue Perú libre, que no quizo usar la frase “partido comunista”, sino venderse a todos los electores de forma más incluyente, marketeando una marca nueva: Perú libre.
Con el paso y el peso del tiempo, Perú libre demostró su carácter “revolucionario radical” haciendo de su secretario general “la quinta espada”, el nuevo “Gonzalo” tributario de las ideas e interpretaciones del movimiento político nacional y las expresiones populares del lenguaje que iban a expandir. Para ello, el denominado “culto la personalidad” se convirtió en el eje del fanatismo en cada militante haciendo de Vladimir Cerrón “el jefe único y diverso, el verbo profundo del mando para construir el camino de la revolución”. Un nuevo Fidel andino es la ilusión, y después de la ilusión antropocéntrica, el poder.
Cerrón, tipo hábil para contradecirse y reafirmarse, necesitaba rostros de identidad que le pudieran abrir el rumbo a un primer nivel de gobierno dentro de la legalidad que él no acepta y quiere destruir y arrasar. Ese nivel, era y es el Congreso, porque allí debe nacer la estrategia de dos golpes (en cuanto a su propia altura, soberbia y vanidad): Asamblea popular constituyente y poder de masas. Y por eso, como carecía del perfil electoral para el voto, se acercó a un dócil, envalentonado, ignorante y creído “dirigente” como Pedro Castillo, el peón de los peones.
Epílogo: ¿Y cuál es el resultado? Castillo preso y procesado, Cerrón condenado y prófugo… el partido comunista entre rejas, como debe de ser, hasta su ruina total, hasta la victoria final del pueblo, sobre el comunismo.
Les falló la locura, no les funcionó el teatro del absurdo.