Un cobarde, asesino, mentiroso y peliculinero que grita, insulta y lanza adjetivos como ventilador, pero que se ofende y quiere victimizarse cuando se le responde con la verdad y se le dice lo que es, porque no se puede debatir con un negacionista y obtuso, se ha convertido de la noche a la mañana en lo que dijimos que iba a ser: “el nuevo líder de la izquierda en descomposición”
Quizás lo más evidente se ha demostrado cuando el “partido” de la eterna candidata de la ultra izquierda, Verónika Mendoza, con total hipocresía se hizo el opuesto a las expresiones del tal Antauro (racista, misógino, homofóbico y anti patriota), y ahora pasa a revelarse como lo que son, odiadores, negacionistas y violentistas, esperando contar con el respaldo en esa unión radical, de sus congresistas y rostros delictivos.
El país ha sido testigo que lo que ocultaban era una alianza de rostros duros, anti democráticos y caviarizados, con el ex ministro castillista, el procesado camarada Sánchez y el experto en rendiciones y traiciones, Antauro Humala, como piezas de sostén de la resurrección de la Mendoza (antigua aliada de Vladimir Cerrón, del partido comunista Perú libre) y en esa treta salvaje de lo peor de la irracional violencia política, parece que al diario La República le ha salido el gusto de esa ultraizquierda ambiciosa de sangre.
Estamos frente a un grave peligro contra la frágil democracia que subsiste a los embates de la progresía y ahora, una especie de movimiento subversivo envuelto en mascaras de participación electoral que no se puede aceptar, se anuncia como una nueva propuesta “democrática”, siendo la misma porquería que el país rechazó antes y no debemos permitir que vuelva a ensangretar a la nación, porque sería como darle legitimidad a sendero luminoso (en cierta comparación, en nuestra opinión).
El candidato impuesto –porque nadie lo ha elegido en las izquierdas- es Antauro Humala, condenado a 19 años de prisión por los delitos probados de homicidio, secuestro, daños agravados, sustracción y arrebato de arma de fuego y rebelión.
Esa es la nueva izquierda, sin democracia, sin valores, llena de odio, rogando a un asesino que sea su líder.